Un viernes por la tarde caminaba Catherine Williams por las aceras de Buggs streets, sosteniendo su bolso con rigidez mientras escuchaba su banda favorita Arctic Monkeys.
Las hojas secas caían pasando por encima de la cabellera de Catherine, dirigidas por el viento fresco que hacia aquel dia. El otoño ya había iniciado.
Al llegar a su destino, dobla a la derecha, y sube los escalones rápidamente.
—¿Ava? —llama Catherine a la bibliotecaria del lugar donde trabajaba como voluntaria.
Busca extrañada con su mirada por los alrededores y no la logra ubicar.
—Ohhh mi querida Catherine, ya estás aquí. —dijo Ava saliendo por detrás de una pared que se encontraba en el mostrador. —. Discúlpame, fui al baño por un momento.
—No pasa nada —le responde Cat con sonrisa amable. — ¿Qué tengo que hacer hoy?
—Pues, en realidad... —observa el lugar por fracciones de segundos— no creo que hay mucho que hacer. Creo que no es una sorpresa para ti. —sonríe con ironía.
—Me gustaría que en este pueblo le dedicaran el aprecio que se merece esta majestuosa biblioteca. —Catherine observa el lugar como si fuese su país de maravillas.
—Puedes ir acomodando algunas estanterías que creo que están un poco desarregladas. Hoy vi algunos estudiantes hurgar en unas por ahí.
—¿Ah si? —dijo con extrañeza.— Pues iré a ponerme en marcha.
Uno de los hobbies favoritos de Cat se había vuelto la lectura. Leer se había convertido en su vía de escape de lo que llamaba realidad.
Cada vez que terminaba las pocas cosas que encontraba por hacer en aquella abandonada biblioteca de más de 5 décadas, encontraba algún que otro libro en el que se sumergía escapándose de todos sus pensamientos.
El celular de Catherine empezó a sonar, indicándole que ya debía irse.
—¿Ya te vas? —Ava le sonríe.
—Si. Ya me tengo que ir a trabajar. —dice tras un suspiro.
Ava le pasa el bolso a Catherine.
—Nos vemos mañana Ava. —dice dirigiendose hacia la salida.
—Cat —Ava la detiene.
—¿si? —pregunta sabiendo que dirá.
—Mañana es sábado.
—Ya lo sé —le sonríe.
—Cat, debes de salir a divertirte con tus amigos. En vez de pasar todos los días encerrada en una biblioteca donde no vienen personas con una señora de 70 años de edad.
—Si,si,si. Ya lo sé. Hasta mañana Ava —dice cruzando la puerta casi corriendo.
Catherine se pone sus audífonos y camina a paso medio rápido. La noche se había puesto un poco fría, pero no por mucho. Al ingresar a Gordon's house todo cambiaría.
El calor de la cocina, las lámparas, la poca ventilación y el gentío que solía acumularse un viernes por la noche, hacia que cualquier inicio de invierno pudiera pasar desapercibido. Y solo era el inicio de otoño.
La biblioteca, Gordon's House y su casa se encontraban no tan lejos pero, tampoco tan cerca. Lo cual le era conveniente.
Al llegar a Gordon's, entra por la parte trasera del lugar.
—Hasta que por fin llegas —dice Anne, una empleada del lugar— Mitch se sentía mal y tuvo que irse antes. Ya puedes imaginarte el caos que hay.
Catherine no se lo piensa dos veces, se pone su poloche y su delantal, y sale en busca de órdenes.
Y así era como Catherine Williams había vivido sus últimos meses...
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Healer ©
RomanceCatherine Williams ha enfrentado la tragedia desde una edad temprana, perdiendo a sus padres a los 15 años y más tarde a su tía, su única familia restante. Ahora, sola en la casa que alguna vez fue un refugio, encuentra consuelo en los libros de la...