Capítulo 8

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Martes.

El sonido incesante de la alarma hacía retumbar mis oídos. Mi cuerpo se encontraba pesado, tal cosa se debía a haberme quedado dormida en el sofa.

Tomó el celular para ver la hora y me sorprendo al ver que solo tenía 10 minutos para alistarme e ir a la prepa.

Corro rápidamente hacia mi habitación y empiezo a desprenderme de toda la ropa que llevaba. Me entro a bañar para alistarme lo más rápido posible que pueda.
Lo que más lamentaba de todo eso era que no tenía tiempo para prepararme algo de comer, lo que me llevaba a la opción de tener que comer la comida de la cafetería, cosa que no iba a pasar jamás.

Cuando ya estoy lista, tomo las llave y subo a mi auto.

El dia pareciera no estar a mi favor lo cual me causa un poco de pavor seguir adelante con el. Las calles no se encontraban congestionadas, pero los semáforos no contribuyen tanto en mi carrera por llegar rápido a la clase de matemáticas, el señor Flitch no era muy flexible que digamos.

Parqueo rápidamente el auto y literalmente corro por los pasillos algo que se supone no debería hacer, pero de igual manera tenía que llegar. Veo el aula del señor Flitch a unos metros de mí y corro hacia ella.

Abro la puerta bruscamente y todos se quedan mirándome fijamente, sin duda había interrumpido una clase que llevaba un largo rato a cabo.

—Señorita Williams, ¿por qué interrumpe mi clase? Siéntese —no voy a negar el susto que sentí cuando me dijo "siéntese". Era un tipo algo así como el Severus Snape pero cuando se proponía ser cool lo era.

Tomé asiento rápidamente en mi lugar y me encogí en el. Como que si ya no era demasiada vergüenza vengo a llegar tarde.

Las siguientes horas no fueron tan incómodas como las esperaba pero eso no quitaba la inquietud que sentía de que todos me miraban de una manera particularmente diferente.

Nos encontrábamos en los pasillos ya que la hora de almuerzo había empezado.

—Que importa lo que piensen esos ignorantes, nos tienes a nosotros —dice Erica abrazándome  y al otro lado se encontraba Bruce.

—Exacto, deja de preocuparte tanto.

—No estoy preocupada. Simplemente es algo notable que alguien te mire distinto.

—Llueven brujas hoy —escuche decir a Erica separandose de mi.  No entendía la referencia de Erica hasta que mi vista se enfoco en el pasillo.

Melanie venía por los pasillo como si fueran ellos de una pasarela.

Descaradamente me brinda una mirada de superioridad. Luego se acerca a Mike y su grupo mientras me miraba, todos me miran con cara de pena y desvían su mirada.

Deje de sentirme bien y me mezcle entre toda la gente que acababa de aparecer.

—¡Oye Catherine! —escuche la voz de Erica llamarme de manera disimulada pero me perdí entre la gente.

La prepa tenia un hermoso área al aire libre el cual solo pocos lo disfrutaban. Me dirigí a un banco de madera que se encontraba debajo de un árbol, donde daba una aire tranquilizador.

Un bombillo en mi cabeza había sido encendido magnificamente. De qué me habré acordado se preguntaran.

Donde me encontraba sentada era el lugar de siempre,'del que Erica hablaba. La razón por la cual no recordaba donde era fue porque prometí no volver ahi. La última vez que vine aquí recibí la noticia de que mi tía había muerto. Desde ese día no habia vuelto, hasta hoy, y simplemente volvía por la misma razón... olvidar, olvidar y olvidar, otra vez.

La paz que me transmitía el silencio y el aire que chocaba contra mi piel era magnífico, pero como siempre la tranquilidad no dura para siempre. En medio de toda esa tranquilidad escucho un sonido de una página al pasar, busco de donde proviene aquel sonido y les juro que mi respiración se detuvo por los siguientes 10 segundos próximos.

—¿Acaso me espías? —volví en sí tras escuchar su voz— ¿Acaso eres muda ahora?

—Disculpa, ¿que haces aquí? —pregunte confundida. Agita su libro el cual llevaba agarrando un largo rato sobre el aire.

—Te dejaré para que sigas en lo tuyo —me paro para irme, pero me detiene.

—¿Qué hacías tu aquí?

—Nada que te pueda interesar —respondí sin más para que me dejara ir.

—Créeme que si me interesa saber —dice en un tono decidido.

—Aquí vengo a pensar, vengo a buscar paz y a olvidar.

—¿Y con olvidar te refieres a lo de ayer? —mi cara de vergüenza fue más que notable, aun no había olvidado lo qué pasó, y eso de cierta forma me causaba gran rubor. Me voy sin más y mi respiración se volvió agitada de un momento a otro. Había enfurecido.

—¡Oye! —escucho su voz acercarse a mi y apresuró el paso.

De la nada soy detenida a medio camino.

Un calor intenso recorre todo mi cuerpo, ahora Cameron sostenía mi ante brazo con una tierna delicadeza que hacía erizar mi piel. Me volteo y nuestros ojos son encontrados unos segundos.

—No quería hacerte incomodar o sentir mal. Lo siento —dice soltándome y apartándose un poco.

—Tranquilo, estoy perfectamente bien —le brindo una sonrisa casi fingida y continuo mi camino.

—Si necesitas alguien para hablar aquí estaré —miro hacia atrás y le sonrío falsamente.

—¿Dónde rayos estabas?, sabes lo preocupadisimos que nos tenía ¡Catherine Williams!

—Andaba por ahí —digo pasando al lavabo. Ahora nos encontrábamos en el baño.

—No me vuelvas hacer eso —me dice estando a solo unos centímetros de mi cara.

—De acuerdo —digo estática ya que me sostenía con bastante fuerza en ese momento. Me suelta y procedo a tomar mi bolso y salir.

—¿No te animas a venir a la cafetería?

—No, iré a buscar unas cosas al locker y me adelantare a la clase siguiente.

—Te veo luego entonces —dice y se va.

Healer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora