20. SOLO RESPIRA

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Capítulo largo para alimentar el alma
Recuerden dejar sus votos ♥️

"Como si fluir fuera ten fácil... yo soy más de estrellarme" DS

Linz, Austria.

Narrado en tercera persona.

Las sanguijuelas recorren su cuerpo con desesperación; hincan, muerden, penetran en su carne y chupan la sangre de sus venas con un olor nauseabundo que la sofoca, un colapso en medio de un vaivén de emociones mientras su garganta se rompe gritando auxilio.

—Más—alguien vocifera—. Necesita más.

Y todo se nubla. Pasa de frío a caliente. Empieza a sudar mientras siente que el brazo se le gangrena. La garganta le raspa de tanto clamar, no soporta la sensación de dolor que le produce por dentro. El hormigueo la rompe, las lágrimas le empapan la cara, peor aún, el alma cuando siente cómo los cuchillos empiezan a perfilarle los dedos sin piedad.

—Solo un poco...un poco más.

La misma voz se apodera de su cabeza: una, otra y otra vez en un éxtasis que no controla hasta que llora como nunca ha llorado en su vida. Como lloran las almas fuertes que tuvieron que convertirse en hierro para que el mundo no las destruya. Como llora la angustia perpetuada en un vacío sin razón y el cuerpo cansado de tanto que le han hecho.

—No puedo más...—Bianca susurra—. Por favor... no puedo más.

No soporta la ansiedad ni el destello de la luz brillante que la sofoca. Es como si ahora entrara a un túnel siendo consciente de que hay personas a su alrededor a la par que no puede abrir los ojos.

—Está entrando en regresión—la voz se aleja y los recuerdos llegan avasallando su mente.

Villa Regina.

Trampas mortales.

Cuadriláteros de sangre mientras los críos se presentaban como gladiadores para entretener a un legado que solo ansiaba sangre.

Una niña sujeta el cuchillo sin dejar de sudar mientras miles de personas gritan «mátala, mátala» y es como si pudiese ver a una pequeña asustada que tenía una lanza en las manos, incapaz de eliminar a otra.

—Bianca, te están esperando—el recuerdo de Lion tomándola del brazo la sofoca. Ella tan solo tenía ocho años y él veintidós—. Hazlo ya o tu padre enloquecerá y sabes el castigo que te toca.

Podía sentir cómo su garganta resonaba, cómo inhalar ardía y las lágrimas se le caían por el miedo mientras la otra pequeña gritaba que no lo hiciera, sin embargo, cuando menos lo pensó, la lanza ya había salido de sus manos.

—¡Viva la dinastía!—gritaron la muchedumbre de la Villa—¡Aplausi!

Pero lo que todos celebraban a ella la había marcado para siempre.

La voz se iba perdiendo al igual que las lágrimas en sus ojos. El cadáver cayó en la tierra, paseado en medio de hombres y mujeres de la dinastía Simone que seguían celebrando el triunfo de su heredera.

—Diste un paso más, figlia—una mano grande le tocó el cabello—. Las lágrimas sólo son símbolo de debilidad, pero ahora te sirvieron para engañar a toda esta gente. Mientras más difícil sientan que es crecer para un cachorro, más valorarán los pasos que hagas.

—Quiero irme—susurró con un rostro frío.

—¿Non vuoi stare con tuo padre? «¿No quieres estar con tu padre?» Vamos a celebrar tu victoria, podrás elegir lo que quieras.

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora