31. DESESPERO

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Quiero darles las gracias por su paciencia y cariño. Peligrosa atracción en fisico ya es una realidad, la edición es preciosa y espero les haya gustado el libro. Al final de la maratón les contaré otras cosillas.

Maratón de 3 capítulos. Disfruten.



Bianca

Si pudiera describir lo que siente mi corazón ahora, las palabras no me alcanzarían.

Mi hijo me abraza y mi mundo se paraliza. No me cabe más felicidad en el pecho, el corazón me salta. Durante largos meses soñé con tenerlo así y ahora está aquí curándome el alma.

No dejo de apretarlo hacia mí, sintiendo ese olorcito que me vuelve loca. Es mi bebé, mi pequeño destructor mirándome con una sonrisa. Lo lleno de besos una y otra vez, haciendo sonar esos cachetes tanto como mis labios lo permiten. Se ríe devolviéndome los besos y sus pequeñas manos limpian mis lágrimas mientras siento desesperarme.

—Te amo, te amo, te amo—le digo, temiendo que me lo quiten— No llores, mi amor. Si lloras mami se pone muy triste.

—¿Ya no te vas a ir?—pregunta, sollozando.

—No.

—¿Me lo juras?

—Te lo juro.—La voz se me quiebra.

—La mujer que me persigue todo el día dijo que no me querías.

La rabia me inunda, pero me niego a malograr este momento.

—Pero si yo te quiero de aquí a las estrellas y más allá. Eres lo más importante en mi vida, mi rambito. Nunca lo dudes.

Sigue llenándome de besos que atesoro en el alma. Está grande, precioso y ahora habla bien. Verlo es como un hermoso atardecer que no quieres soltar, ese alivio en el corazón que tanto necesitaba y no tengo idea de cómo lo sabe, cómo me recuerda ni cómo sobreviví tanto tiempo sin él, lo único que sé es que no quiero irme de su lado nunca más.

Lo acaricio con mi mano libre, siendo imposible que no se dé cuenta que la otra mano la tengo con la esposa. Desesperado intenta liberarme, trata de quitarla de un tirón, pero no puede y se frustra.

—¡Suélten a mi mamá! ¡Se los ordeno!—le grita a los presentes.

Su pequeño enojo me cautiva. Estoy totalmente embobada, enamorada a tal punto de sentir que este amor no es de este planeta. Miro a Naila y también llora de la emoción, la doctora Kratv se seca las lágrimas, Yamir sonríe en una esquina, los guardias son retirados por los escoltas y Adrian... solo se va.

—Tus latidos se estabilizaron—la doctora llama mi atención—. A ver, este muñequito ¿Me da permiso de examinar a su mamá?

—¡No!—le suelta un manotazo y me abraza otra vez—. ¡¡Vete!!

—Angelo—lo regaño y me devuelve la mirada con una sonrisa—. No le hables así a la doctora, ella solo es amable contigo.

Ignora lo que le digo porque vuelve a abrazarme. Se engríe, se cuelga de mi cuello y no sé cuántos besos nos repartimos esta vez, pero no me canso. Cuando mis labios tocan sus cachetes, sonríe, y por el rostro de los demás puedo intuir que casi nunca lo hace, lo cual hace que esta sea mi parte favorita.

—Tengo un robot que te quiero enseñar, vamos.—comenta emocionado.

—Tu mamá tiene que quedarse aquí, cariño—le dice la doctora.

—¡No! Yo quiero que vaya conmigo... —empieza a buscar con la mirada a Adrian, pero no lo encuentra—. Él me lo prometió.

—Si, pero mami necesita descansar—le dice Naila—. Quizá mañana puedas volver a visitarla.

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora