Peligro Mortal © [3]

7. ÉXTASIS PARTE 1

Son tres capitulos, disfruten.🖤

"Los ojos no saben guardar secretos"

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Bianca

El dolor en mi pecho pesa como si hubiese tragado lava caliente. Tengo el brazo a punto de reventar de presión, sin embargo, mis ojos no se despegan de lo que hay frente a mí siendo lo que siempre ha sido: una bestia asesina, quizá ahora en su nivel más invencible.

—Es él, señora—susurra—.Dígale que está aquí.

Entro en estado neutro cuando arruina el plan perfecto que ideé por semanas. El traje negro con la  "R" bordada encima de la insignia de león se impone ante los hombres que yo misma entrené, venciéndolos como si fuesen simples cucarachas.

Naila avanza pero la freno. Mi brazo empieza a quemar, la sensación de asma regresa y son solo segundos que tengo para verlo, solo segundos que necesito para procesar quien es porque quiero que así lo sea, además de ser la maldita piedra en el zapato que no se vence.

—Encontramos una linda basura fingiendo que estaba muerto. Rinde honor a tu korol«rey», agacha la cabeza.

—Por favor...

Los soldados del león descubren a un vryko agonizante que fingió estar muerto con la esperanza de salvarse y ahora es obligado a arrodillarse frente a Adrián mientras el olor a gasolina empieza a infestar el ambiente.

El líder Rostov es implacable. Su sonrisa fría hace que la mano de Naila tiemble al ver lo que ve. Desgarra la carne del vryko despellejandola en tiras para luego abrirle la boca haciendo que se lo trague.

—¿Un baño caliente?

El olor fuerte de la gasolina pica mis fosas nasales mientras lo bañan en el líquido a la par que mantienen su boca abierta frente a una cámara que lo graba...

—La garra del león triunfará en la jungla, porque él es el gran depredador del mundo. Esta es una advertencia para la Rusia que nos pertenece. Sleduyushchim budet ty, staroye der'mo. «El próximo serás tú, viejo de mierda.»

...Y lo incendia poniéndole un cartel en la frente que deshonra al vyshe mientras la humillación es enviada por mensaje de texto.

Se me presiona un nudo en mi garganta, me sofoco, Naila sigue pálida, por lo que retrocedo reaccionando rápido cuando el vryko me mira de reojo y no me queda más que tomarla del brazo con fuerza.

—¡Señora!

El dolor sube tanto en el brazo que lo pone negro de nuevo. Salimos tratando de no hacer ruido pero los sentidos del león son ágiles por lo que extienden una balacera hacia nosotras a la par que corremos.

—¡Dos más! ¡Dos jodidos vrykos más!

La capucha se me baja junto a la máscara que cubre nuestras identidades por el trote y correr nunca fue tan imposible en el laberinto de las escaleras con más de ocho pisos encima.

—¡No hay salida!—frenamos—¡Señora, cuidado!

Ladeo mi brazo y una bala me roza a través de un tragaluz «Fue él» Solo Adrián puede jugar con las balas de esa manera, solo yo puedo esquivarlas porque me sé sus mañas y se da cuenta. De un grito frena el ataque que nos da tiempo de huir hacia lo primero que vemos: una vieja lavandería francesa donde se abren ductos para el lavado.

—Nos siguen. No disparan, pero nos están siguiendo.

Mi cabello se enreda entre los fierros al treparme y lo corto con una navaja al igual que un pedazo de ropa para detener el sangrado. Naila me sigue, el piso empieza a temblar «Maldita sea, esto va a derrumbarse» , por lo que con los codos frenamos la gravedad hasta que mis piernas caen encima de la ropa sucia y la pérdida de energía combinada con el dolor del brazo vuelven a pudrirme.