13. CONSECUENCIAS

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"El día en el que entiendas que no era igual al resto, tú ya serás del montón para mí"


Narrado en tercera persona.

Existen todo tipo de desilusiones en la vida; el abandono, las traiciones, las expectativas no cumplidas, pero hay algunas heridas que no se curan, que se infectan dentro calando, reteniendo, presionando hasta que pesan tanto que es imposible aguantarlas y cuando explotan ya es demasiado tarde.

La vida de Tormenta es prueba fiel de aquello. Las mentiras que calan no se curan, se acumulan, tal vez porque la desconfianza que se tiene al mentiroso nunca desaparece y, aunque piensas haber superado el hecho, el mínimo error te vuelve a patear la cicatriz que no quisiste abrir nunca.

Adrián mantiene la actitud fría cuando Motka sonríe sabiendo perfectamente cuáles son sus intenciones. El korol no es un novato frente a la gente que trata de manipularlo; puede olfatear la avaricia, destellar el deseo, la sangre hirviendo en las venas del otro que trata de jalar a su beneficio, sin embargo, un buen estratega también sabe cuándo y con quién actuar cuando lo necesita.

Desde que se dio la tarea de reunir a sus tropas hace más de cinco años y recobrar el clan que le arrebataron a su familia, supo que no habría motivo, razón o mujer que lo detuviera. Sea como sea y pase lo que pase la insignia del león pesaría más ante cualquier balanza de muerte, por lo que sus dedos se aprietan en el cristal del trago saboreando el olor a destrucción con las decisiones tomadas mientras el rostro de Yamir se desespera.

—No vas a matar inocentes. No serías capaz.

Se mantiene frío, mirándolo como si fuese un imbécil.

—He matado a quien se me ha antojado en la vida—acomoda su espalda en el asiento—. Yo no freno una guerra por nadie, mucho menos por una mujer. Rusia es mía, Italia es mía, la cabeza del viejo es mía y no pararé hasta finiquitar mis asuntos.

—No de esta forma. No así.

—¿Y cuál otra propone el asesor del rey?—refuta Motka—. ¿Tocarle la puerta a Donato Simone y pedirle que por favor nos devuelva lo robado?

La ironía hace que la mano derecha de Adrián haga puños, sin embargo, este no es el mejor momento para perder los papeles por lo que sólo lo ignora. Sus ojos se enfocan en quien está en el trono y la aparente tranquilidad con la que lo mira lo aterra, mucho más el hecho de no haber mencionado a Bianca, como si nunca hubiese existido.

—Te recuerdo que hace unas semanas pensabas diferente.

—Cuando los Italianos creían que Donato y Bianca Simone estaban muertos—agrega, Motka—. Las cosas han cambiado. Ahora que lo saben los capos menores se levantarán, harán nuevas alianzas, hasta una nueva hermandad se puede formar y si esos gusanos se levantan apoyarán a su líder, por ende, lo único que lograrán es tener más aliados. No podemos seguir arriesgando.

—Adrián...

—La meta es el fin, no importa el medio. El korol tiene todo el derecho a cambiar de parecer por la integridad del clan Rostov—pelea Motka, volteando la vista hacia el líder—. Y tenemos todo lo que usted busca. No en vano nuestros científicos han creado diferentes armamentos cuyas investigaciones se remontan desde el legado de su padre. Las bombas termonucleares están listas y si quiere un mal menor el Uranio 235 es una buena opción. Hay de sobra en las tierras rusas que dominamos.

—¡No estás pensando en las consecuencias!—inquiere Yamir al ver que pierde—: Destrucción, muertes, enemigos foráneos, la ONU en nuestra contra ¿Qué haremos si nos bloquean accesos internacionales? ¿Con tierras infértiles llenas de radiación? ¿Cómo sobrevivirá tu gente en lugares desérticos?

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora