16. TROYANO

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"Si ardo no hay demonio que me asuste" D.S

Narrado en tercera persona.

El hedor de la tierra mojada infesta sus fosas nasales cuando entreabre los ojos sintiendo que todo le da vueltas. Ni siquiera puede sostenerse como es debido, sus manos parecen arder cuando los granos de arena la chocan, la herida que tiene el brazo es profunda, los labios se le resecan, pero duele aún más la sensación de cosquilleo en el brazalete que parece aumentar cada que respira.

—¿Sigue dopada?—espeta un guardia que se acerca más de lo debido, por lo que vuelve a cerrar los ojos.

—Ya le debe tocar la siguiente dosis—reniega, aparentemente irritado—. Llama al maldito médico que podría despertar en cualquier momento.

La mirada del muchacho lo tensa.

—¿Qué pasa?

—Están con los caídos del atentado. No hay médicos, el doctor de cabecera del vyshe tuvo que huír por seguridad con su equipo al igual que los científicos que tomaron el primer vuelo de emergencia. Así de grave está el asunto.

El sujeto mira a Bianca, quien ha aprendido a contar los segundos cuando inhala y exhala fingiendo un sueño profundo. La desesperación se le ve en los ojos del guardia que pide refuerzos sin respuesta alguna. Intenta otra vez pero nadie le hace caso. Se puede escuchar desde las ventanas superiores de los calabozos balas que impactan en cuerpos humanos, el caos palpitando entre los sirvientes del palacio, ruedas de autos que salen a cada minuto al igual que armamento y helicópteros que sobrevuelan el área.

—¿Qué está pasando?—insiste el muchacho.

—Cierra la boca.

—¿Es por el clan Rostov, verdad?—los labios se le tensan— ¿Es cierto que el vyshe usurpó su lugar y que perderá poder contra él? ¿Por eso las revueltas?—el silencio del guardia pesa—. Si es así estamos perdidos. La gente ya empezó a tomar venganza con sus propias manos; acuchillaron a todo vryko y político que se les puso enfrente y pronto entrarán en este palacio.

—¡He dicho que cierres la maldita boca!—responde, histérico—. Aquí no pasa nada, ¿Entiendes?

Un sólo guardia con experiencia se queda al mando ante la mirada dudosa del muchacho que mantiene la cabeza caliente. No hay peor mal para un ser humano que sembrar dudas. Llegan tres más para el cambio de turno, pero el líder decide no irse ya que no hay nadie con más experiencia peinando el área y una falla con la vyshesa implicaría no sólo perder sus vidas sino la de sus familias.

El fuego parece quemar Rusia. La gente se ha levantado en las calles tomando justicia por sus propias manos, matando con las cuchillas que cayeron del aire a cuanto vryko se le ponga enfrente y, a pesar que la armada del vyshe ha tratado de contenerlos con disparos a quema ropa, el caos parece ir en ascenso.

—Despiértala que vienen por ella.

El pulso de Bianca se acelera sin decidir todavía sus acciones. Fingir siempre es una opción pero no cuando es posible que quieran llevarsela a la fuerza. No está en todos sus cabales aunque haga el esfuerzo. La cabeza le explota como si tuviese un hierro ardiente dentro, siente que le pesan los músculos, todavía yace llena de sangre quizá con alguna infección dentro, pero abandonarse ahora mismo no es una opción sabia. No cuando no ha acabado con Donato Simone.

La despiertan tirándole un balde de agua helada por lo que es imposible que no se mueva. El guardia la mira de frente, es la mano derecha de huesos así que sabe muy bien a qué se atiene con él ahora. La empuja aún con el exceso de sangre, estira una de las ojeras, da señas de que está respirando y quien entra con la capucha se descubre, haciendo que sus ojos ardan.

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora