26: DESTINO

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Adrian

Las madrugadas me complacen; hay más silencio, no hay chismosos merodeando por todas partes y de alguna manera estar solo calma mi cabeza revuelta.

No dormí otra vez, no pude hacerlo después de salir de la habitación de Bianca. Estaba ido, frenético, con la cabeza hecha un lío. Me dio donde sabe que me jode, por muy débil que parezca la boca venenosa no se le quita y pierdo la paciencia fácilmente con ella.

Jodí el saco de boxeo por la fuerza que cargaban mis puños cuando intenté desquitarme, pero al no poder seguir me largué a correr por senderos nuevos. Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado desde que salí de la fortaleza. Ya está amaneciendo y por fin, después de horas ejercitándome, puedo sentir que mi energía en algo se ve saciada.

—Las almas oscuras siempre brillan, aunque piensen que son invisibles.

Una conocida voz femenina me llama la atención y giro descubriendo a Amalia en el camino.

—Llegué hace minutos porque pensé que las enfermeras no iban a darse a basto con los heridos—prosigue, explicándose—. El ambiente en la fortaleza es un poco hostil, salí a dar un paseo y te vi correr ¿No es una linda casualidad?

—Puede ser.

—Espera, no hay prisa—dice, interrumpiendo mi paso—. Quiero hablar contigo. He querido hablar contigo desde hace mucho. Está amaneciendo ¿Por qué no me invitas a algún lugar a desayunar como en los viejos tiempos?

—No tengo tiempo.

—Eres el Korol, tienes a gente a tu servicio. Ya deja de sobre exigirte, trabajas mucho. Siempre es bueno hablar con las personas que queremos ¿Qué dices?

Intenta poner sus manos en mí y mis reflejos lo evitan, tensando la mandíbula cuando sus ojos brillan. La tomo de las muñecas tratando de hacerla para atrás, pero insiste balanceando su cuerpo hacia mí como si no hubiese sido claro con ella.

—No, Amalia.

—¿Por qué me evitas? Desde hace mucho siento que tú...

—¿Adrian?

A lo lejos veo a mis hombres  de confianza uniformados girando hacia mí, sorprendidos por verme. «¿Qué carajos hacen aquí?, deberían estar en la fortaleza» Yamir llega con Jarek y cinco más tan armados como si fueran a una batalla.

—Pensé que estabas esperándonos en el puente.

—¿Esperándolos?

—Sí, recibimos un comunicado a tu nombre. Pediste salir a Rusia por una revuelta de urgencia. Se suponía que íbamos a encontrarnos en la base dos, los helicópteros deberían estar listos para partir a Moscú ahora mismo.

—Yo no emití ningún comunicado.

Todos se miran entre sí, confundidos.

—Pero era tu sello, yo mismo pensé que....—Y calla, mientras mis músculos se endurecen al darme cuenta de lo que hicieron  «Una trampa»

Siento un peso en el pecho que me asfixia. Giro la cabeza hacia la fortaleza, estoy a algunos kilómetros, y muy a lo lejos se puede ver cómo una humareda se forma en el aire.

—¡Están quemando algo!—gritan.

Alisto el arma que llevo en el bolsillo, mi respiración se siente hasta los tímpanos al igual que mis jadeos cuando corro con fuerza. Mis hombres me siguen, la humareda cada vez se hace más intensa a medida que nos acercamos y lo primero que vemos son...los autos de los bol'she en la entrada de la fortaleza.

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora