1. DIA NEGRO

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"Y dime, vida, qué se hace cuando el amor grita y no se escucha"

D.S


• ══════ ஜ ══════ •

1 año después.
Fortaleza Koral. Mar Jónico.

Adrián

Mis ojos se enduran en el vacío mientras los gritos de hombres que pelean entre sí joden mi paciencia nuevamente. Inhalo despacio volviendo a la realidad, vislumbrando en el campo de batalla una tropa de más de ochenta hombres, hijos de rusos, siendo entrenados bajo el régimen del clan que los hará ganadores.

Hago una señal de pare cuando la campana suena. Las 6:35 am comienza a hacerse presente con los primeros rayos del sol. El trener «entrenador ruso» me hace una venia para que avance y lo hago sigilosamente como cada mañana viendo sus caras, algunos con sangre, otros impecables, mirando enteramente hacia adelante sin emitir emoción alguna.

Fríos, ágiles, letales. Todos tatuados con el símbolo del león, armiya «ejército» ruso que renace de las sombras para recuperar el poder que le corresponde por ley, cuna y legado. Ninguno en el suelo ni con la mirada gacha, enteramente ganadores poniendo garra a lo que saben que será su maldito destino: destruir a quienes mancharon nuestro honor y sangre.

—Señor, todos limpios. Ninguno mostró debilidades.—Indica el trener mientras me quedo inmóvil evaluando cada una de sus facciones.

Ha pasado un año desde que decidí tomar enteramente las riendas del clan de los Rostov ante el mundo, volviéndonos en meses lo que muchos no lograron hacer en años: una raza superior que es implacable, que mata estampando el símbolo del león en los cadáveres y que dejó pequeños a los que creían ser grandes para masacrar a nuestros enemigos.

Somos una manada de más de trescientas personas entre hombres y mujeres residentes en la isla Koral, nueva fortaleza de mi imperio ubicada en el mar Jónico, pero hay otros que trabajan como cómplices y espías encubiertos alrededor del mundo. Fedor junto a los líderes que quedaron en los suburbios de Italia se dedicaron a reunir a los mejores, hijos de líderes nacionalistas que lucharon por una Rusia libre junto al poderío de mi padre, y que hoy están de regreso para cobrar lo nuestro.

Los viejos que huyeron de Rusia jamás olvidaron las buenas épocas, llevarse un pan a la boca sin tener que depender de las órdenes de un tirano que los explotaba. Tampoco que sus mujeres e hijas eran libres de elegir a quienes quieran en los tiempos de los Rostov, sin tener que pasar por los malditos caprichos de un Vyshe que lo único que está acostumbrado a hacer es jugar sucio y tomarse a la mujer rusa que quiera (sea niña o joven) bajo la excusa de las malditas tradiciones.

Fueron esos mismos hombres que nunca olvidaron. Los mismos que hoy dieron a sus hijos y nietos para recuperar el orgullo que nos pertenece. Ellos son la resistencia. El veneno que corre por nuestra sangre y que hoy, después de un año entero de preparación, están más que listos para la jugada de sus vidas.

Mi clan, sirviéndole al hijo del líder que les dio esperanzas. La raza más letal de todas. La nueva pesadilla del mundo.

—Tú—clavo la vista en una esquina, un hombre que no me mira aprieta la mandíbula fuerte—. Preséntate.

El niño idiota, de unos veinte años, solo rehúye. Mantiene sus pies firmes en el suelo tragándose la sangre por haber sido herido en la pelea diaria que sabe que no tiene que perder.

—He dicho que vengas.

Alzo la voz, mueve sus pies hasta frenar a un metro de mi rostro mientras su no honestidad se refleja en sus ojos a la par del nerviosismo que lo ataca. Tres segundos para hablar con la verdad...nada. Un puñetazo en la boca es suficiente para hacer que se muestre herido al escupir toda la jodida sangre que guarda por haber sido débil en la pelea y explota al verse descubierto mientras mi mano le lanza un balazo que lo hace caer ante la mirada fría de todos.

Peligro Mortal © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora