Capítulo 3

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~¿Sueños o recuerdos?~

"Cross my heart and hope to die, welcome to my darkside".

Esas palabras se repetían en mi cabeza, una y otra vez, siendo pronunciadas por una voz fina y delicada; pero que en su composición dominaba la locura y la malicia.

Al abrir mis ojos, se me bajaron todas las defensas. Me encontraba de nuevo en el bosque. Estaba solo. Sin Darcy, sin la chica pelirroja. Sin nadie que pudiera protegerme. Mi respiración comenzó a acelerarse desesperadamente. El pánico me recorría de una manera aterradora, en el fondo de mi alma sabía que algo malo iba a pasar.

La ansiedad me estaba consumiendo. Sentía el mismo miedo que tuve cuando era niño, esas noches en las que tenía pesadillas mientras caminaba dormido. Algo que me estuvo atormentando durante mucho tiempo, y dónde sea que estaba en ese momento, lo estaba reviviendo.

Comencé a avanzar por el tenebroso y perturbador bosque, con la esperanza de poder encontrar una salida de ese espantoso lugar.

La voz de la mujer que cantaba esa canción volvió a resonar en mi cabeza. Las manos me comenzaron a temblar, y las lágrimas en mis ojos amenazaban por salir.

No entendía por qué de repente estaba siendo invadido por este sentimiento de desesperación.

La voz de la mujer se hizo más clara y nítida, la sentía más cerca. Eso hizo que mi corazón se acelerara más. Era un retumbar dentro de mi pecho que me hacía querer arrancarme el corazón.

Pero, sin importar cuán asustado estaba. Seguí caminando. Mientras más pasos daba, pude notar cómo la lejanía del bosque estaba siendo transformada en otro panorama.

«¿Qué demonios está pasando?», me pregunté.

Ya no me encontraba en el bosque. Ahora, estaba en un desierto a la mitad de la nada. Lo más curioso fue que la arena que me rodeaba era plateada, como si fuera metal en polvo.

Mi desconcierto fue aún más grande cuando miré hacia arriba y pude ver un montón de estrellas y un sin fin de galaxias. Mi miedo fue opacado por la impresión. Pero, eso no significaba que el terror había cesado.

Solo provocó que me pusiera más alerta a lo que sea que estaba por venir.

Los pelos se me pusieron de punta cuando una voz extremadamente grave y profunda, se escuchó con fuerza por todo el desierto. Era la voz de un hombre.

Lo que dijo, fue lo que me dejó helado:

—Te he extrañado, durante todos estos años.

La manera en que lo dijo tocó algo en mí de una forma inexplicable.

Me resultó familiar.

Un torbellino de arena apareció frente a mí, tomando forma física. Cuando este reveló su verdadera apariencia, quedé sin palabras.

El sujeto que estaba frente a mí, haría que cualquiera se arrodillara ante él. Su cabello era largo, negro, y de un liso desordenado. Sus ojos eran tan oscuros como la noche misma, su piel tan blanca como la nieve. Sus rasgos faciales estaban bien pronunciados y su mandíbula perfectamente marcada.

Era tan alto, que haría sentir pequeño a quien sea. Vestía una chaqueta negra que le llegaba hasta las rodillas, un pantalón del mismo color, y unas botas que lo hacían ver más alto de lo que ya era.

La sonrisa torcida que decoró su rostro hubiera cautivado hasta el alma más fría. Creí que me observaba. Pero, cómo si yo fuera un simple espejismo, caminó hacia mí y me atravesó como si fuera un fantasma.

Nathan: Aquelarre De Los Condenados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora