XVI: ¿Una cita? [+18]

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La lanzó a la cama y no le dió tiempo reaccionar, en cosa de un parpadeo la tenía bajo su cuerpo, totalmente inmóvil a causa del agarre en sus muñecas. Aún si solo usaba una mano, él tenía la suficiente fuerza para sostenerla de ese modo mientras se quitaba el cinturón con una expresión maliciosa— ¡E-Espera, espera! —En vano lo miraba suplicante mientras sus manos eran atrapadas por el cinturón— ¡Déjame decirte algo, déjame decirte algo! ¡S-Sukuna, te arrepentirás si no me dejas hablar!

— Claro, claro, estaré completamente arrepentido —La ignoró por completo. Una vez que la tuvo justo donde quería, sin pensarlo dos veces rompió la camiseta que le pertenecía a él, así que no importaba en absoluto. El pelirosa al ver el cuerpo de la chica tenso y semidesnudo, comenzó a acariciar suavemente su abdomen y sus piernas— Dije que podrías hablar... Pero, aún no es el momento, conejito —Su voz sonaba como un ronroneo, la chica no pudo evitar suspiras y sus mejillas tomaron un color rosa ante el estímulo en su cuerpo.

Poco a poco las manos del hombre pasaban a sus pechos, quitándole habilidosamente el sostén y causando que arquease la espalda— M-Mierda.... Eres un idiota —Era lo único que podía decir, estaba dejando de pensar claramente y las caricias sólo la hacían desear más acción que simples toques. Sukuna se acercó más a ella, sus labios se rozaban completamente necesitados de unirse, aprovechó de aquella posición y presionó su bulto contra la entrepierna de la chica, frotándose con cuidado de no lastimarla.

— ¿Sientes eso? —Ella observó los ojos del hombre, estaban más rojos de lo normal y brillaban un poco a causa de la lujuria— Es culpa tuya, tendrás que tomar la responsabilidad —Separó un poco más sus piernas y comenzó a repartir besos hasta llegar a esa zona especial. Naoko se retorcía de placer y lo observaba, quería más y sentía vergüenza de pedirlo.

Besó el lado interno de su muslo izquierdo y fue subiendo hasta besar sobre su ropa interior, los suspiros de la chica rubia lo estaban poniendo más duro— No tienes idea lo mucho que disfruto esto... Si tan sólo te hubiera tomado en mi oficina la vez que te castigué —Su voz ronca enviaba olas de placer por su vientre, abría obedientemente sus piernas y una sonrisa discreta se asomaba en su rostro con la mirada nublada. Sukuna decidió que era el momento perfecto para avanzar, bajó la prenda y cuando estuvo libre comenzó a lamer, los gemidos suaves no tardaron en salir y el cuerpo a su merced temblaba.

Lamía y succionaba con delicadeza, no quería lastimar a su compañera de juego. Instantes después, insertó un dedo que se movía hacia dentro y afuera, los sonidos en aquella habitación eran obscenos.

Subió su mano libre hasta uno de los pechos y lo masajeó suavemente, pellizcando de vez en cuando el pezón y logrando que Naoko sienta desesperación. Una sonrisa apareció en su rostro y puse sus dedos en la boca de la chica, inmediatamente la joven comprendió su deseo y comenzó a lamerlos— Mételo ya, idiota —Era una orden, pero sonaba demasiado tímida y eso sólo hacía que el hombre quisiera castigarla aún más.

— Deja de hablarme así —Subió y luego de quitarse la camiseta le besó el cuello, sus manos se encargaban de quitarse el pantalón de una buena vez— O haré que te arrepientas de haber venido conmigo —Comenzó a besarla al fin, sus lenguas se encontraban y chocaban sólo aumentando el éxtasis en ambos. El teléfono del hombre tatuado comenzó a sonar, era nuevamente la maestra, cuando vió a Naoko rodar los ojos, cortó la llamada y lanzó el celular lejos, tomándola por sorpresa.

Estaba harto. Ya no le parecía placentero tener citas con otras mujeres, sólo podía pensar en esa chica y soñar con ella.

— ¿Qué fue eso? —Parecía preocupada. «No finjas que te importa, sé bien que acabas disfrutar eso», pensó viendo las marcas en los muslos de la chica— Debiste haber contestado —Al finalizar esa oración, se quitó el bóxer y subió hasta tener su pene frente a la boca de Naoko, la chica lo observaba con un brillo especial en sus ojos, sería una mentirosa si negaba que quería probarlo una vez más.

Ryōmen Sukuna: Sensei Me Odia [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora