XX: Benditas actividades

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— ¿Entonces...? —Observaba las estrellas con una ligera sonrisa en el rostro, sus párpados pesaban por lo tarde que era, pero deseaba acompañar al pelirosa.

Sukuna volteó a verla con una mirada neutral, luego colocó suavemente su mano sobre la de la chica. Ahora su rostro tenía una expresión insinuante, coqueta— Entonces... ¿Qué dices? —Giró sobre sus pies para tener una posición más cómoda, estaban frente a frente ahora— Sé que es pronto para ti, he estado actuando como un mocoso hormonal, pero... He pensado lo suficiente en ésto —Con su mano libre acarició el rostro de la joven, agradecía que ya todos estuviesen dormidos— ¿Aceptas?

Ella miraba dudosa. No era que no estuviese emocionada, ni que no le gustase su contrario; el problema era que no podrían verse, ella ya había estado planeando ir a estudiar en otra ciudad. Él probablemente encontraría alguien que sí lleve una vida más acorde a la suya, y ella seguiría adelante, al fin y al cabo era imposible negar que eran diferentes edades, y por mucho.

— Yo... No creo que pueda, aún si quiero algo formal —Suspiró— Me gustas mucho, pero tengo miedo de que luego nos separemos aún más de lo que ocurrirá, no podremos vernos por mucho tiempo —Inclinó un poco la cabeza para mantener el contacto con la mano del hombre tatuado. Él bajó un poco la mirada y la besó por sorpresa, no era el beso de siempre que estaba lleno de deseo, más bien era gentil y afectuoso, hasta a él mismo le sorprendía eso de su parte. La chica tenía razón, no le gustaba la idea pero tenía un buen punto.

— Al menos... Podemos disfrutar del tiempo que nos queda, ¿No crees? Una avanzamos demasiado para hacer como que no ocurre nada —Alzó una ceja, no dejaba de sonreír aún sabiendo que los días se acababan. Ella aceptó, quería poder recordar esos días con mucho aprecio, así que iba a aprovechar todo lo que pudiese con él.

Estuvieron juntos un largo rato, se abrazaban y hablaban cosas triviales, incluso sobre que Kyomi estaba poniendo la mira en Kento Nanami, quién lo único que pudo pensar durante la cena era en mantenerse alejado y no involucrarse en un lío. Él era maestro de la otra clase que fue al viaje, ya que eran 2 clases juntas, así que jamás se había cruzado con la pelinegra, ni viceversa, y él prefería mantenerlo así; a diferencia de lo que ocurría entre Sukuna y Naoko, él no quería eso.

~•~

Luego de haber estado en las cabañas de la montaña por 2 días, se fueron al siguiente destino; el bosque. No fue demasiado tiempo de viaje, así que llegaron al atardecer y comenzaron a preparar las tiendas— ¿Qué mierda haces? Éste es nuestro lado, no puedes pasarte del límite —Un chico de la otra clase estaba discutiendo con Kyomi, era un muchacho alto de cabello rubio, tenía ojos castaños y una piel ligeramente pálida. Por su expresión, se podía notar lo disgustado que se hayaba con la situación.

— Hey, no seas tan grosero —Frunció el ceño la ojiverde. Se cruzó de brazos y el muchacho la empujó suavemente hacia atrás, acto seguido dibujó una línea con una de las varitas para la tienda, con una expresión de indignada Kyomi le dió un empujón de vuelta y borró la marca— No puedes ser tan egoísta, nosotras llegamos primero, ¿Verdad, Naoko?

— ... —La rubia estaba de pie junto al compañero del otro muchacho, este era anaranjado y de ojos verdosos, probablemente extranjero— ¿Quién apuestas que gana en una pelea? —Interrogó la muchacha, restó importancia al hecho de que Kyomi y el de la otra clase estaban por matarse.

— Apuesto por Kane —Ese era el nombre del rubio— ¿Y tú? —Tomó unas varitas de tienda y comenzó a acomodarlas en un punto estratégico para que no tuviese que estar yendo y viniendo al armarla.

Ryōmen Sukuna: Sensei Me Odia [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora