~IV~

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—A pesar de que estoy aquí por mi voluntad... No tengo idea de qué diablos hacer.—

Freyga bajó en los puertos de King's Landing acompañada de Syrus y Joseph.

—Hablarás con el rey, le dirás quién eres, que tú casa no desapareció...—Corlys la acompañó—. En el mejor de los casos, te reconocerá como Lady y te acomodaremos en la sociedad.—

—¿Y en el peor de los casos?—

—Clavaremos tu cabeza en una estaca.—Daemon la miró divertido.

—Oh... ¿Junto a la tuya por haber accionado sin permiso del rey?—el príncipe pasó a su lado, riendo por lo bajo.

—Cuenta lo de tu madre, la isla.—siguió el Velaryon—. Lo que me dijiste de la profecía de su pueblo... Viserys te escuchará. Y si no lo hace, yo lo haré entrar en razón.—

—¿Puedo decir entonces que la casa Velaryon es la primer aliada de la casa Vulpine?—Corlys rió con ganas.

—Si me regalas algo de esas piedras preciosas que dices tener en tu isla, podrías considerarlo un trato.—

—Que interesado...—

Ambos rieron a gusto, justo cuando un carruaje pasó por ellos.

—Los pocos años que conocí a tu padre, me pareció una excelente persona... De niños siempre hablábamos de forjar alianzas cuando creciéramos. De cierta forma, siento que le debo el poder ayudarte.—

—Gracias, Corlys... Por favor no dejes que me decapiten.—

—Lo intentaré.—

~•~

Al llegar a la fortaleza roja, le dieron prioridad al asunto de los peldaños de piedra, por lo que Freyga se mantuvo a la espera en el gran comedor.

—¿Tú eres la chica Vulpine?—

La mujer levantó la mirada hacia la entrada, dónde una joven de cabello rubio ceniza la miraba con curiosidad.

—Así es... Tú debes ser la sobrina de Daemon.—le sonrió.

—Así es.—

En cuanto Rhaenyra vio a Syrus, no tardó en acercarse a acariciarlo.

—Me dijo tu tío que eras la sucesora del rey ¿Verdad?—

—Que raro, me sorprende que no se haya autoproclamado rey.—

Freyga miraba en silencio como la chica jugaba con el animal, sonriendo al ver lo manso que era.

—¿Cómo lo llevas?—llamó su atención—. El hecho de tener que cuidar a miles de personas... ¿Lo querías siquiera?—

A Rhaenyra le extrañó la repentina pregunta.
Su tío le había contado algo de lo sucedido en los peldaños. La muerte del padre de Freyga y que ella era su única heredera.

—No lo quería, o al menos, no creía que me correspondía... Sigo estando convencida de que me lo dieron a mi sólo para no tener que dárselo a mi tío.—

—Por descarte entonces.—Rhaenyra se encogió de hombros—. Pues podría decirse que a mí también me pasó algo similar... Es raro ¿No? Se siente como si...—

—¿Lo quieres pero no lo quieres?—

Ambas se sonrieron con cierta complicidad.

—Bueno, reina dragón... Algo me dice que nos llevaremos bien.—

Cuando Frizz apareció y le informó a Freyga que el rey solicitaba su presencia, la mujer se preocupó un poco.

—Iré contigo, si no te molesta.—Rhaenyra se acercó a la mujer, siendo seguida por Syrus—. Y él también quiere asistir.—

~°Danza de Fuego y Hielo (Daemon Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora