~°Danza de Fuego y Hielo (Daemon Targaryen)

~VI~

Quedó re larrrrgo, me fui por las ramas jaja.

~•~

—¿Seguros de que podrán con esto?—

—Sí, mi lady.—

Freyga le entregó a aquellos mensajeros una carta para Lord Frizz.
Según los barqueros, podrían cruzar el mar helado hasta Frosántida sin problemas. A la mujer le hacía mucha ilusión poder enviarle una carta a su gente, pero tampoco quería arriesgar la vida de los mensajeros en vano.

—Llevará tiempo. Tal vez para su regreso a King's Landing ya tengamos respuesta.—los mensajeros aseguraron la carta y se retiraron de la sala.

Freyga se dedicó entonces a seguir leyendo aquel libro sobre las diferentes casas. Era enorme la cantidad de cosas que desconocía.
Como su padre llegó a la isla siendo muy pequeño, no sabía mucho. Viserys le recomendó aprender lo más posible antes de presentarse ante las diferentes casas.

—Entonces es cierto, te irás a Winterfell.—

La reina de la isla levantó la mirada, encontrándose con Rhaenyra.

—Si, al parecer aún hay gente que quiere a mi familia...—

—Que suerte tienes, vas a revivir una antigua y querida familia en honor a tu padre... y yo voy casarme con algún idiota por obligación del mío.—

—Bueno, Reny...— la mujer palmeó un lugar a su lado en aquel sofá—. Algo me dice que tendremos el mismo destino... Solo que yo tendré vacaciones en casa de papá antes.—la rubia sonrió.

—¿"Reny" es mi nuevo título?—se sentó a su lado.

—Perdona ¿Muy repentino? Es solo que, bueno, te considero una posible amiga Ahora. Hazte responsable.—la rubia rió bajito.

—Me parece bien... solo tenía una amiga y ahora es mi madrastra.—Freyga frunció levemente el ceño.

—... ¿qué?—

—Hay cosas aquí en King's Landing que sonarán algo raras para ti... ya tendremos tiempo de ponernos al día.—

—Claro...—

—Por cierto, una costurera del pueblo se presentó en el castillo, dijo que era la antigua costurera de la familia Vulpine. según ella vistió a tu abuela y su madre antes que ella.—

Aquello emocionó a la mujer, pues además de su padre, nunca había conocido a ningún otro familiar o habitante de su pueblo.

—Me encantaría conocerla... ¿será posible que pueda verla?—

—Claro, por supuesto. Le pediré a unos guardias que te escolten.—

—Gracias, Reny.—la rubia sonrió antes de tomar su mano.

—De nada, Frey.—

~•~

Cuando la mujer llegó a aquella pequeña tiendita, la anciana casi se desmaya al verla.

—Pero si eres la viva imagen de tu abuela cuando tenía 20 años...—

Ese comentario emocionó a Freyga, quien no tardó en acercarse a la mujer.

—¿de verdad conoció a mi abuela?—

—Cosí el primer vestido que usó y el vestido con el que la sepultaron, señorita... tu abuela era magnífica. Y tú eres su viva imagen.—

Freyga lloró.
Siempre pensó que al no conocer nada de su familia, nunca llegaría a tener algún sentimiento real. Pero ahora que esa ancianita le decía aquello, comenzaba a sentir el pésame de realmente no haber tenido una familia completa.