Freyga se sentó al borde de aquella mesa, arrinconada entre los brazos de Daemon que se aferraban a la misma.
—Daemon... Basta... Basta.—lo tomó de las mejillas, obligándolo a mirarla—. Será mejor frenar ahora antes que-
—¿Antes que qué?—intentó robarle otro beso—. Antes de que te haga mía.—sonrió en cuanto la mujer pellizcó sus mejillas.
—Voy a casarme pronto, Daemon...—
Aquello era lo último que Daemon quería oír.
—Si, conmigo te casarás.—se acomodó entre las piernas de la mujer, tomando las manos que presionaban su rostro—. No soy un navegante, ni jinete del "dragón más lindo"—
—No le digas a Caraxes que dije eso.—
—Lo sabe, créeme.—Freyga sonrió—. No me cambies de tema.—
—No lo hago, sigue con tu torpe intento de hacerme cambiar de opinión.—
—¿"Torpe"?—las manos de Daemon descendieron hasta el cuello de la mujer, colando los dedos en el vestido. Sonrió al sentir las benditas clavículas. Quería besarlas—. Disculpe, mi Lady... Pero yo ya gané.—deslizó un poco el borde del vestido.
—¿Por qué cree eso, mi príncipe?¿Porque no le hundi la nariz de un puñetazo?—
—Eso... Y porque tus piernas se aferran a mi cintura... ¿Me llamaste MI príncipe?—
La mujer rió bajito apenas Daemon dejó besitos húmedos en su cuello, terminando por delinear sus clavículas.
—¿Aún no lo recuerdas? ¿Lo que pasó en el callejón aquella vez?—
—Lo recordé a la semana... Morí de vergüenza.—
—¿Por qué?—sus manos viajaron a la espalda de la mujer, desatando el hilo que amarraba el simple corsé—. Yo lo pasé genial... Lástima que me dejaste tirado y te fuiste.—
—Estaba ebria, no sabía lo que hacía.—Freyga sintió un escalofrío apenas Daemon dejó caer su vestido. Lo sujetó con ambas manos—. ¡No hagas eso!—
—Dime dónde está tu habitación.—Daemon ignoró los reclamos, acariciando su espalda.
—Pero no-
Unos firmes toques en la puerta hicieron que ambos se alarmaran.
~Mi lady, quería saber si necesitaba algo. ~era una de sus damas acompañantes.
—No, Miwa... Estoy... Estoy bien.—Daemon sonrió con maldad al ver como la mujer se estremecía por sus caricias.
~Esta bien, mi Lady. Que descanse.~escucharon los pasos alejarse del otro lado de la puerta.
—Por allí... Está mi cuarto.—Freyga señaló una puerta casi imperceptible en la pared contraria a la mesa.
—Agárrese, mi Lady.—
Daemon alzó a la mujer, sujetándola por los muslos. Freyga por su parte enredó sus piernas a la cintura del hombre, algo temerosa de realmente caerse. Pero Daemon no la dejaría caer.
Al llegar al cuarto, Daemon dejó a Freyga con cuidado en la cama, subiéndose sobre ella sin aplastarla.
—¿Por qué te ríes? Casi nos descubren.—
El rubio abrazó a la mujer, rodando sobre la cama. Ella quedó sobre él ahora.
—Hubiese sido divertido... Excitante fue.—
Daemon se aferró a los muslos de la mujer, acomodándola sobre su vientre bajo.
—A ti todo te excita.—
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~°Danza de Fuego y Hielo (Daemon Targaryen)
Fanfiction-Eres reina de una isla que nisiquiera figura en el mapa. -Al menos soy reina de una isla más que tú, que tienes cero, PRINCIPE. Daemon solía discutir a menudo con aquella mujer debido a títulos, aunque no de mala manera. Extrañamente, era la única...