Cap.9

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Horacio abrió los ojos, le dolía la espalda por la postura en la que se encontraba, cuando pudo observar bien a su alrededor vió que se encontraba en el sofá aún pero algo hizo que sus mejillas se encendieran, su cabeza estaba apoyada sobre el pecho de Volkov quien aún dormido le rodeaba con sus brazos.

Sintió la pesada respiración del ruso, quería moverse pero se sentía tan agusto entre sus brazos, tan protegido que lo que hizo el director fué abrazarse y acurrucarse más contra él, volviendo a cerrar los ojos dejándose llevar por la increible paz que llenó su pecho.

El comisario despertó, se removió un poco pero en seguida observó al de cresta, se le veía tan tranquilo que no quiso despertarlo, se dedicó a apretarlo más contra su pecho pensando en que quería protegerlo de todo lo malo que pudiera pasarle.

Horacio se hizo el dormido pero una lágrima cayó de sus bicolores alertando a Volkov, se sintió tan bien con esa reacción del ruso que la emoción y el gesto de ser abrazado le hicieron llorar, cuanto llevaba pasado aquel alegre muchacho que iluminaba por donde pasaba...

-Horacio, ¿estás bien?,- intentó que el director lo mirara pero este solo escondió más su rostro en su pecho.

-Si, no te preocupes,- se quedaron así por largos minutos en los que Volkov se dedicó a darle su tiempo mientras acariciaba su espalda.

El teléfono de Horacio sonó, no lo cogió inmediatamente, solo se incorporó y se estiró, era temprano por lo que no creía que fuera algo urgente, se sentó y se pasó la mano por el rostro,- ¿quiéres que vayamos a tomar café?,- preguntó sin mirar al comisario.

-Claro, vamos a vestirnos y si quieres podemos ir a la cafetería de,- Horacio lo intetrumpió.

-Vamos a la sede, hacen buen café y así si quieres puedo enseñarte un poco todo, has ido varias veces y nunca has entrado mucho,- Volkov sonrió, le gustaba que el de cresta quisiera pasar tiempo con él.

-Entonces vamos,- subieron a cambiarse y a darse un agua, bajaron, recogieron sus cosas y salieron hasta el coche del federal quien condujo en silencio hasta allí.

Cuando llegaron a la sede tomaron café, Horacio se dedicó a mostrarle a Volkov ambos edificios explicándole con detalle cada lugar por el que pasaban, el ruso no creyó que aquello era tan grande, ahora entendía la presión del chico de dirigir aquello sin apenas ayuda.

El móvil del director volvió a sonar, Collins le llamaba así que se apartó un poco disculpándose con Volkov y cogiendo la llamada.

-¿Qué pasa larvaaa?,- saludó a su amigo.

-H, esto es importante, ¿te acuerdas el tiroteo con los prestamistas el otro dia?, pues tenemos a un pringado que trabaja para ellos y que participó en él, Anuel le llaman, está en Shandy en las celdas, vente y lo interrogamos,- Horacio se encendió, esos supuestos prestamistas que no pedían el dinero de malas formas les habían amenazado y disparado, era su momento de saber qué eran en realidad ya que sospechaba que era una organización que traficaba con armas.

-Uve, tengo que ir al norte, es importante,- se acercó hasta el ruso quien se encontraba en la armería observando todo el armamento del que disponía el federal.

-¿Te acompaño?,- preguntó.

-Eh...mejor no, es por el asunto este de JD finanzas, ya sabes, los que no amenazan ni disparan a nadie para recuperar lo prestado,- nótese el sarcasmo.

-Puedo ir contigo Horacio, podemos llevarlos a.-

-Déjamelo a mi, a este tio le saco yo hasta qué dia nació su madre,- Volkov volvió a preocuparse, Horacio de nuevo había cambiado su rostro y su mirada y ahora parecía otro, no sabía de lo que sería capaz y al no dejarle ir junto a él no podría apoyarle.

SI NO TE HUBIERAS IDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora