SI NO TE HUBIERAS IDO

Cap.12

El entierro de Willy Walker fué sin duda uno de los más concurridos de la ciudad de Los Santos, cada agente de cada facción estaba ahí, cada miembro de las bandas de la ciudad, numerosos civiles, dueños de negocios e incluso malandros a los que alguna vez detuvo, todos fueron a darle su último adiós menos Horacio Pérez, director de la facción más importante de la ciudad.

Todo aquel que alguna vez conoció a ese muchacho, derraba sus lágrimas por su pérdida, todos lamentaron su trágico final, las personas se agolpaban esperando su turno para poder dedicar unas palabras en memoria de aquel maravilloso agente que más de una vez ofreció su vida por los demás.

-¿Dónde coño está Horacio?,- preguntó nervioso Volkov a su capitán Robert, teniendo como respuesta un escueto gruñido.

-Estará culpándose por lo sucedido, hace dias que no trabaja ni se le ha visto mucho por la ciudad,- Collins se metió en la conversación.

El comisario estaba apenado por la gran pérdida que había sufrido la LSPD pero también el de cresta ocupaba su mente, sabía que Horacio se autodestruía y tenía miedo de lo que pudiera hacer.

Después de darle sepultura la gente comenzó a retirarse pausadamente, Volkov junto a Kovacs y Giglard se quedaron cerca de su tumba alrededor de dos horas más, pensaban que igual los asesinos podían personarse allí para cerciorarse de que era verdad que habían cumplido su cometido y el agente descansaba en paz.

Pasado un buen rato se marcharon para ponerse de servicio, todos menos Volkov quien, no aguantando más sin tener noticias de Horacio, montó en un patrulla y se personó en su mansión decidido a hablar con él y a darle todo su apoyo, una vez más quería recordarle que no estaba solo.

Llegó y comprobó que la verja estaba cerrada, no le importó saltarla y allanar su morada, ya lo hizo una vez y en este punto poco le importaba como se encontrase al federal, solo necesitaba comprobar que estaba bien.

Comprobó cada rincón de la inmesa casa por dentro y por fuera, no había rastro del director, agotado mentalmente decidió llamarlo de nuevo pero ni siquiera daba tono, simplemente saltaba el buzón de voz.

Salió de la casa y montó de nuevo en su patrulla, buscó el localizador en la aplicación, lo tenía desactivado por lo que condujo durante horas pasando por varios puntos que sabía que frecuentaba como el Gabriellas, el Yellow e incluso volvió al cementerio por si había decidido ir a despedirse de Walker, pero nada, no lo encontró en ningún lugar.

Así pasaron dos largos dias, volvía a la mansión, visitaba lugares diferentes, iba a la sede, ni rastro de Horacio, solo un aviso le puso en alerta, un malandro con un rehén con la identificación de él, le hizo personarse a toda prisa en la licorería cerca de la autopista.

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Quien viera a ese muchacho pensaría que era un desecho social más de la ciudad, ataviado con un pantalón corto holgado, una sudadera ancha con capucha y una gorra, su rostro demacrado, y una borrachera considerable, Horacio se tambaleaba por la zona del puente.

Botella de cerveza en mano, cruzaba sin mirar haciendo que los conductores frenaran bruscamente dedicándole palabras malsonantes a las que el federal respondía con desgana,- atropéllame, no merezco vivir, solo quiero morir, quiero que esto acabe,- eran las frases utilizadas por ese hombre que en realidad dirigía una de las facciones de la ciudad, si le hubiesen dicho a aquellas personas que lo llevaban viendo tres dias deambular por la ciudad que el mismísimo director del FBI era ese destartalado joven, no lo hubieran creido.

Robando coches se personaba en el veinticuatro siete, el Gabbiellas o algún badulake a comprar más y más cerveza, tres dias en los que apenas comió, en los que vomitaba, en los que durmió a la intemperie más de una vez cuando el sueño y el agotamiento se hacían presentes.