Cap.4

301 29 10
                                    

-Creo que...mejor me voy Volkov, no quisiera incomodarte, además, mañana madrugo y necesito...en fin, gracias por todo en serio,- se levantó ante la mirada del ruso quien se sintió frustrado, no lograba llegar hasta él, aunque esa noche habían dado un gran paso.

-Está bien, igual mañana tengo que ir al norte, debo hacerme una revisión más por lo de mi pulmón, si vas a estar por allí...supongo que nos veremos,- sentía la necesidad de verle más a menudo, pero en vez de hacérselo saber directamente, su forma de ser solo le hacía buscar excusas para estar con él.

-Si vas a ir mándame un mensaje y vamos juntos, tengo que recoger unos informes, hay un grupo de prestamistas por la ciudad y quiero investigar un poco, Collins me va a dar los datos y descripciones de los tipos que lo llevan, así que mañana nos vemos, ¿vale?,- fué hasta la puerta seguido del mayor.

-Vale, ten cuidado Horacio, llévate mi coche si quieres,- extendió su mano con las llaves que había cogido de su bolsillo.

-No te preocupes, ya busco yo un coche prestado,- le guiñó el ojo, se colocó la máscara y se fué.

Volkov suspiró cerrando la puerta y apoyándose en ella, por qué no era capaz de decirle que quería verlo más, por qué no dejaba de buscar motivos para estar cerca de él, se tenían el uno al otro, eran los únicos que quedaban del pasado de ambos y no eran capaces de apoyarse ni de escucharse, de sentarse y hablar de todo, la verdad es que el pasado dolía demasiado...y Horacio aún no podía decirle que él le disparó primero...tardaría mucho más en decírselo y eso le quemaba por dentro.

El director bajó a la calle con el corazón latiendo a mil, se golpeaba mentalmente por no haberle dicho a Volkov que si quería quedarse, que quería dormir abrazado a él, llorar hasta quedarse dormido entre sus brazos, que le diera cariño y apoyo, pero eso no iba a ser posible, se sentía demasiado mal y más sabiendo que el ruso tenía revisión por las heridas de bala causadas por su hermano.

Respiró hondo y forzó el primer coche que vió, lo arrancó deprisa y condujo hasta el norte, estaba cansado pero no podría dormir aunque lo intentara así que se limitó a dejarse llevar, iría al Yellow a tomar una cerveza, allí siempre había gente con la que distraerse.

Llegó y aparcó, como siempre habían varias personas en el local y fuera de él, entró y pidió una botella de cerveza, pagó y salió hacia el parking, estaba ensimismado mirando a la nada cuando un chico se le acercó, le preguntó si él también veía un barril volando, Horacio miró al barril y después al muchacho rubio de nuevo.

-¿Estás drogado?,- preguntó riéndose, ese chico le pareció muy alegre, no paraba de reirse y decir cosas extrañas pero debía admitir que le había alegrado la noche.

Después de hablar durante un rato y aclarar lo del barril, el chico se presentó, Dante Duarte era su nombre, era un chaval normal que había llegado a la ciudad en busca de una vida mejor, esa noche la pasaron entre risas y más cervezas, acabando dándose los números de teléfono, Mago, fué el nombre que Horacio le dió a ese chico, jamás diría su verdadero nombre ni revelaría su identidad.

Después de unas horas, se despidió y condujo hasta su casa, eran más de las cinco de la madrugada, el cielo estaba dejando de ser oscuro y él seguía sin tener sueño, dejó el coche robado fuera de su propiedad, entró y cerró la verja con llave, caminó hasta la pista de tenis y se sentó al final de esta, le gustaba observar la ciudad desde allí, vió amanecer pensando en todo y en nada, dejándose llevar por el sueño, quedándose dormido allí mismo.

Volkov llamaba insistentemente a Horacio, eran mas de las once y no conseguía localizarle, no repondía ni a las llamadas ni a los mensajes, así que decidió activar su busca para ver si tenía activado el localizador encontrándolo de servicio, pero la ubicación donde le marcaba era en una casa.

SI NO TE HUBIERAS IDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora