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Las siguientes dos semanas fueron un suplicio para Sunoo, no solo tenía que aguantar a su padre sino que lo habían comenzado a obligar a asistir a todas y cada una de las reuniones de la iglesia

Estudio bíblico, reuniones de oración, juntas de jóvenes, de hombres, la escuela dominical los domingos, tenía que estar en todo, sentado en una dura banca desde antes que comenzara la reunión hasta mucho después que terminara, pues debía orar por su pecado al terminar

Y como si aquello no fuese ya horrible y abusivo, tenía que lidear con las miradas de asco que recibía de parte de casi todos en aquel lugar, el ver como todos evitaban sentarse junto a él, incluso su padre, y ver como a Sunghoon le ocurría lo mismo

Sunghoon. Lo tenía a metros, pocos metros, y por más que quisiera correr a sus brazos no podía hacer más que mirarlo a la distancia, recibir las miradas tristes de quien fue su novio... Quizás eso era lo que más le dolía

Tal como todas las reuniones anteriores, Sunoo esperó a que todos abandonaran la iglesia para arrodillarse a orar pidiendo perdón, pero esta vez algo fue distinto

—Sunoo —escuchó una voz llamarlo, y detuvo su oración para poder mirar a quien le hablaba

Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver que se trataba de Sunghoon, mirándolo desde la entrada de la iglesia. Otra vez estaba a metros, pero no sé atrevía a acercarse, ninguno lo hacía, la culpa se los comería, peor alguien podría verlos

—Te quiero mucho —habló Sunghoon, diciendo aquello que no había tenido tiempo de decir cuando descubrieron las conversaciones en su celular

—Te quiero más —respondió Sunoo, deseando más que nunca el poder correr a abrazarlo

Una tercera voz se escuchó desde fuera de la iglesia, alarmando a ambos chicos —Sunghoon, ¿Estás aquí? —era una voz femenina, y Sunghoon la reconoció como la voz de su madre

Sunoo volvió a la posición en que estaba antes y volvió a orar en voz baja, y Sunghoon no atinó a más que quedarse mirando con tristeza como Sunoo oraba

Su madre finalmente llegó a su lado y acarició su hombro con algo de lástima. Ver a su hijo tan triste le dolía

—Es por tu bien, mi vida, vamos —dijo con dulzura, y obligó a Sunghoon a abandonar el lugar, dejando a Sunoo solo

The Story - SungSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora