CAPITULO XI

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"Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa"

***

Llegamos a dirección.

Inhale y exhale aire, debía estar preparada para lo que diría en contra de Riddle.

—Profesora Minerva, Severus, ¿podrían dejarme a solas con estos dos? —Insinuó Dumbledore.

—Si, claro. — Respondió Minerva.

—Espero que sus castigos les dejen un buen recuerdo de esto. — Como siempre, Snape.

El director los acompaño a la puerta y intercambiaron un par de palabras.

Mire a Mattheo con tanta ira, quería sacarle la cabeza, el no debió haberse metido.

—¿Por que me miras como si fuera mi culpa?.

—Por que lo es, si no hubieras entrado y- —Me interrumpió.

—Hubieras hecho quien sabe que con Malfoy.

Algo de lo que dijo tenía razón.
Abrí la boca para responderle pero Dumbledore habló primero.

—Ahora — se sentó en sus asientos y nos hizo señas para que nos sentemos. — cuéntenme qué pasó.

Salte.

—El, siempre me está fastidiando. — No pude contenerme.

Mattheo me miro, suspiro y hizo la peor cara de odio que tenía.

—Señor Riddle, ¿tiene algo que decir?.

Se lamió los labios y contesto rápidamente.

—Ella estaba golpeando a Malfoy, solo lo salve.

Maldito idiota, me vendió de la peor manera.

—¡El me trata como si fuera un perro!. — Lo mire.

Giró su cabeza hacia mi —. Encontraste tu perra en mi.

—Oh dios, eres una abominación para la sociedad. — Lo insulte.

Estábamos tan alterados que nos olvidamos que Dumbledore nos estaba escuchando. Solo seguimos discutiendo.

—Esa frase te queda de diez Grindelwald.

Estaba a nada de pararme y golpearlo. — Maldito hijo d-

—¡Ya basta! — Dumbledore golpeó el banco con sus manos. —. Tranquilícense.

Pasaron los minutos y ambos nos calmamos.
No podía ni mirarlo, de solo hacerlo se me prendían fuego los ojos. Noté como el apretaba su mandíbula.

—Como siempre digo, el odio es el disfraz del amor no correspondido...

¿Que está insinuando este viejo?

No puedo creerlo.
Mattheo y yo enamorados, seria tan ridiculo, lo detesto tanto, es más, si pudiera lo mataría ahora mismo.

—¿Perdón? — Escupí.

—Su frase es ridícula. — Dijo Riddle.

La paciencia del director era como un reloj de arena, mientras más tarda en hacernos entrar en razón, más se enfada.

—Como director del colegio Hogwarts, no permitiré que mis alumnos intenten asesinarse todo el tiempo.

El lo sabía...sabía cuanto odio nos teníamos.

Mattheo me miro y yo a él, esperábamos el castigo de Dumbledore.

—Desde ahora dejarán sus extracurriculares y harán tareas juntos — Ambos abrimos las bocas —. yo los llamaré y les informaré su labor.

COLD HANDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora