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El día apenas había comenzado y los varones de la familia Sano ya se encontraban preocupados, ¿El motivo? La única mujer de la casa había amanecido muy demacrada.

Emma tenía unas ojeras enormes y su típica sonrisa brillante no se veía el día de hoy.

Todos se encontraban desayunando en silencio, los menores de la familia pensaban que tal vez su hermanita había contraído un resfriado después de haber ido al bosque, o que tal vez se lastimó y no pudo dormir por el dolor, mientras los mayores creían que estar tanto tiempo encerrada y con las constantes pesadillas en las noches están consumiendo la salud de la chica.

-Emma, ¿Quieres ir conmigo al taller?

Habló Shinichiro captando la atención de todos en la mesa, está vez ni Mikey o Izana dijeron que ellos también irían, se sentían muy culpables y querían darle su espacio a ellos dos, sabían que el azabache podría animar a la rubia.

-Me siento muy cansada, no creo poder ayudarte mucho en tu trabajo, Shin...

-Linda, tú simple presencia ayuda, así que no te preocupes

Una ligera sonrisa se asomo por los labios de la ojimiel haciendo que los presentes se relajaran y siguieran comiendo, está vez un poco más animados, aunque no se podía decir que la chica estuviera bien, nuevamente comenzó a escuchar aquel molesto sonido y su brazo volvía a doler.

Una ligera sonrisa se asomo por los labios de la ojimiel haciendo que los presentes se relajaran y siguieran comiendo, está vez un poco más animados, aunque no se podía decir que la chica estuviera bien, nuevamente comenzó a escuchar aquel molesto...

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Emma se encontraba acomodando unos botes de aceite en un estante mientras Shinichiro y sus amigos la veían desde el mostrador, todos tenían una cara de preocupación.

-No debiste traerla, hubiera sido mejor que se quedará en su casa

Dijo Wakasa mientras desenvolvía una paleta para luego meterla en su boca.

-Dejarla en casa es peor, además hoy iba a estar sola, el abuelo iba a ir con Mikey e Izana a traer unas cosas, no quiero que ella se quede sola ahí.

Suspiro el azabache viendo a su hermana bostezar por décima vez.

-No entiendo porque siguen en esa casa, no es buena para ustedes, solo mira a la pobre de Emma, si regresan ahí ella es la que va a salir peor.

Los tres amigos asintieron al escuchar las palabras de Takeomi, Shinichiro sabía que él tenía razón, pero no podía irse tan fácil, no aún, no quería exponer a su hermana a esto, pero tenía que hacer algo antes de darse por vencido, tenía que hacerlo por toda su familia.

-Si no van a irse, al menos haz todo eso que hacen las personas cuando piensan que hay algo malo en sus casas, riega agua bendita y pon cruces, todo eso.

Habló está vez Benkei mientras se acercaba para ayudar a la menor ya que tenía que poner la última lata en la parte de arriba del estante pero no alcanzaba.

-No tengo nada de eso en casa...

-Te ayudaremos a conseguir las cosas, pero si todo empeora aunque sea un poco espero que salgas de ahí o si no nosotros iremos a sacarlos aunque sea a patadas.

PsicofoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora