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En cuanto la familia Sano llegó al centro comercial todos comenzaron a ver las tiendas, hoy iban a divertirse un poco, Shinichiro quería consentir a sus hermanos ya que hace poco le habían dado una muy buena cantidad de dinero por arreglar una motocicleta.

Mikey e Izana se acercaban a las vitrinas de las tiendas de ropa para ver todo más de cerca y a veces para imitar las poses de los maniquíes haciendo reír a Emma y provocando que Shinichiro se cubriera la cara para evitar la vergüenza.

Pasaron a algunos locales a comprar cosas que llamaban su atención y después seguían de largo hasta encontrar otra tienda.

Emma miraba los hermosos vestidos que había en los aparadores, algunos eran cortos y otros más largos, muchos se veían de alta costura y la pequeña rubia solo pensaba en crecer para poder tener un vestido que le quedará perfecto.

Mientras los hombres de la familia jugaban y caminaban delante de ella, los ojos de la ojimiel se posaron en aquella tienda, habían varios vestidos de novia, zapatillas y ramos, todo brillaba demasiado he hizo que el corazón de la rubia saltará de emoción.

Estaba tan concentrada en ver los lindos atuendos que no se percató de que sus hermanos se habían alejado de ella, no salió de su pequeño trance hasta que escucho una voz, una nada familiar pero que pronunciaba un apellido que para ella ya era demasiado conocido.

-¡Mitsuya! ¿Qué haces? Vamos a llegar tarde

Emma volteó a un lado justo al escuchar la mención de aquel que se la pasaba escrito en el diario, la verdad es que ella no se pensaba encontrar con aquel chico de cabello lila, rapado de los costados dejando ver aquel tatuaje, un tatuaje que recuerda ver, aunque no sabe en donde, él chico se veía sin vida, sus ojos no mostraban expresión alguna y su rostro se veían algo pálido además de que parecía muy delgado y de encontraba viendo fijamente un anuncio en la pared.

-Oye, Mitsuya, te estoy hablando, es hora de irnos, dijiste que querías ir a verlo, ¿Te sientes bien? ¿Quieres agua o algo?

La chica ahora enfocó su vista en aquel otro chico, era un poco más bajo que Mitsuya, tenía el cabello rubio en un corte undercut y ojos celestes, se veía genuinamente preocupado por su amigo ya que este no parecía prestarle nada de atención.

-Ese anuncio...

El chico rubio miro aquella publicidad pegada en la pared y por un instante sintió como su alma abandonaba su cuerpo.

-Esa... Esa es...

-Si, es esa...

Emma no entendía muy bien su conversación y tampoco quería ser entrometida pero necesitaba hablar con aquel chico para entregarle el diario y preguntarle sobre el hombre misterioso del que siempre lee, ella realmente desearía conocerlo.

-Disculpa... ¿Tú eres Mitsuya?

Los dos chicos voltearon a ver a la rubia, ninguno de ellos la conocía y eso hizo que ambos fruncieran el ceño.

-¿Quién eres? Nunca te había visto en mi vida

La menor sonrió levemente y se acercó un paso más quedando enfrente de aquel par de amigos.

-Lo sé, pero yo sí te conozco a ti... Es un placer por fin conocerte en persona y poder hablar contigo, Mitsuya.

 Es un placer por fin conocerte en persona y poder hablar contigo, Mitsuya

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