6. Confuso

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El picnic se alargó más de lo que imaginaba. Se terminaron toda la comida que había dentro de la cesta y hablaron sin parar. Hablaron sobre la cena, sobre el cortejo de Phoebe a Azumi y sobre los libros. Leyó un capítulo sobre las costumbres higiénicas de los betas que lo hizo reír durante tanto tiempo que terminó agarrándose la barriga.

Quienquiera que hubiera escrito eso pensaba que solo se duchaban en verano, ya que era el único momento en el que los veía dentro del agua.

Le explicó más en profundidad lo que era un baño, para qué se usaba y cuál era la diferencia entre ducharse, bañarse y disfrutar de un día en la playa o la piscina cuando hacía mucho calor. Hyukjae escuchó todo con atención, aunque seguía resultándole asqueroso que dejasen sus excrementos en "tubos de metal". Le dio un empujón mientras reía con expresión de asco.

Se lo pasó muy bien. Cuando Hyukjae le sugirió que volvieran, tuvo ganas de abrazarse a la manta y quedarse hecho un ovillo sobre el césped, como un niño que tiene una rabieta porque no se quiere ir del parque de atracciones. Pero se controló, se levantó y le dedicó una sonrisa mientras lo ayudaba a recoger.

—¿Estás seguro de que no nos van a descubrir? —le preguntó con los ojos puestos en las copas de los árboles— Si nos buscan y ven que los dos hemos desaparecido al mismo tiempo, se darán cuenta.

—No creo que nos busquen. Tu hermano siempre está ocupado en la cocina y Tara se ha ido a casa para cuidar de Landon. Después de lo que pasó ayer, se ha dado cuenta de que no sabe cómo entretener a su propio hijo.

—Lo vi —rio por lo bajo.

—¿Qué?

—Nada —disimuló. Se apartó el flequillo de la frente y cambió de tema— Mientras tu padre no intente manipularme otra vez, todo me parece bien.

—Ya, tal vez eso sí que sea un problema. Pero nadie nos ha visto juntos, si pregunta yo estaba estirando las patas.

Se obligó a no pensar en el animal peludo que había visto hacía tan solo unas horas. Sí, esa era una buena idea. Si alguien preguntaba, él había estado metido en casa, durmiendo, tocando la guitarra, mirando por la ventana, lo normal. No había pruebas de lo contrario.

Al llegar al inicio del bosque, se detuvieron. Lo miró, esperando algo, aunque ni él mismo sabía bien qué.

—Sal tú primero —señaló Hyukjae—. Yo lo haré dentro de un rato para no levantar sospechas.

—Bien pensado.

Aquello era bastante emocionante. ¿Quién le hubiera dicho que en su segundo día ya tendría una amistad secreta con el hijo del Jefe? Soltó una risita y se asomó entre dos árboles para asegurarse de que nadie los escuchaba.

—¿Quedamos mañana? —le preguntó.

Hyukjae pareció sorprenderse. Lo vio titubear un momento, antes de que su olor le atravesara la nariz y lo hiciera toser.

—Pe-perdón —retrocedió con los puños apretados. Él mismo parecía confuso por su reacción— Sí, de acuerdo, mañana está bien.

—Pues ya me avisas cuando sea la hora, ¿vale?

—Vale...

—Y no te olvides los libros, aprendiz.

Riendo, le guiñó un ojo antes de cruzar los árboles.

E incluso desde fuera sintió que el olor de Hyukjae le hacía cosquillas en la cabeza.

• • •

Salió de casa cuando vio que el cielo volvía a parecer un cuadro de Van Gogh. Se paseó lentamente admirando las estrellas hasta la casa de una sola planta en la que Donghwa y sus compañeros se ocupaban de la cocina. Era enorme, como una nave industrial pero sin parecer industrial en absoluto. Hacía incluso más frío que fuera y había hombres y mujeres por todas partes. A la izquierda, mesas cargaban con el peso de montones de animales muertos. En el centro colgaban animales sin piel o directamente piezas que ya habían sido limpiadas. Y a la derecha estaban las cocinas, donde su hermano y otros preparaban la cena de esa noche.

Selvaggio [EunHae - Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora