3. Cena

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DONGHAE

Todavía estaba un poco confuso, pero no lo suficiente como para olvidarse de que había alguien observándolo mientras se desnudaba.

Detuvo las manos en la cintura de sus pantalones y miró al hombre que tenía al lado. Éste no despegaba los ojos de su brazo, o más específicamente de los dibujos que lo cubrían. Estaba en shock. Podía notarlo. Debía de ser la primera vez que veía a un omega con tatuajes y, teniendo en cuenta que en su cultura eso estaba prohibido, posiblemente se hallaba intentando procesarlo. Con lo que le había costado que su madre y sus abuelos maternos lo aceptaran, ¿ahora iba a tener que empezar de cero otra vez? En casa al menos había tenido la excusa de que sus amigos también estaban tatuados, pero allí no tenía nada.

No tenía el cuerpo limpio, ni el pelo largo, ni una buena actitud. Era todo lo que no debía ser, todo lo que allí no querían. No encajaba en la manada y, sinceramente, tampoco tenía ganas de esforzarse por encajar. Pensaba mantener un perfil bajo para no fastidiarle la boda a su hermano y después volvería a Seúl con su madre y se olvidaría de ese extraño lugar y de sus extraños habitantes.

Carraspeó para sacar al hijo del Jefe de su trance. Cuando éste por fin lo miró a la cara, se dispuso a pedirle que diera media vuelta, pero no hizo falta. Hyukjae dio un brinco y giró sobre sus botas. Vio cómo se frotaba la cabeza con ambas manos.

—¿Hay alguna razón sensata por la que los omegas no pueden... podemos tener tatuajes o solo es así y punto? —preguntó mientras se desnudaba de cintura para abajo.

—Claro que la hay.

—¿Y cuál es?

Entró despacio en el lago. El agua estaba tan fría que detuvo su respiración por un momento, pero se esforzó por mantenerse en ella, esperando a que se templara un poco.

—Un omega tatuado es un omega que no respeta las tradiciones de la manada. Si es capaz de tatuarse, a saber qué más cosas será capaz de hacer.

—Entiendo —asintió. No dijo nada más. Acababa de llegar y tenía la sensación de que ni Hyukjae ni nadie en ese lugar sabían lo que era el machismo, así que se guardaba esa comparación para sí mismo y para contárselo a Amber cuando volviera. Ya podía imaginarla frotándose el puente de la nariz, con el símbolo de Venus que llevaba tatuado en la mano temblando junto a ella.

El silencio se vio únicamente interrumpido por el sonido que hacía el agua cada vez que se movía dentro de ella. Seguía estando fría, pero ahora era algo soportable. Nadó durante un rato hasta que decidió que quería enjabonarse y salir de allí. El problema era que no recordaba haber llevado jabón. Se detuvo en el sitio con hojas flotando a su alrededor. ¿Y si no usaban jabón?

—Oye, hijo del Jefe —lo llamó.

Éste hizo el amago de girarse a mirarlo, pero se arrepintió y continuó dándole la espalda en todo momento. Desde donde estaba, Donghae podía ver varios lunares de distintos tamaños esparcidos bajo su nuca.

—¿Sí?

—Dime que tenéis jabón o algo similar. El agua no me va a quitar la peste a pescado —se olisqueó el brazo e hizo una mueca—. Incluso creo que la empeora.

—Tenemos jabón.

—¿En serio? Menos mal. ¿Podrías...

—Ahora vuelvo.

Dicho esto y sin mirarlo en absoluto, Hyukjae eschó a correr. Casi pareció que iba a dejarse caer sobre sus manos antes de perderse en el bosque, pero al final solo usó sus pies para avanzar entre los árboles. Aliviado, él siguió nadando y disfrutando del lugar mientras esperaba. Al menos los paisajes eran bonitos. Quizás se llevara el móvil la próxima vez para sacarles fotos.

Selvaggio [EunHae - Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora