16. Jersey

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DONGHAE

El olor a bosque mojado atravesó su nariz una última vez antes de que llegase al orgasmo sobre la cama.

Apartó la bufanda de su rostro y miró a su alrededor mientras intentaba recuperar la respiración. Estaba agotado. Su parte racional sabía que todo iba a terminarse en tres días, como le había explicado Ayla, pero estaba tan caliente y desesperado que cada hora le parecía una eternidad.

Según las bandejas que había devorado, se encontraba ya en la noche del segundo día. Es decir, que hacía cuarenta y ocho horas desde que él y Hyukjae se habían masturbado juntos a través de una puerta. Cuarenta y ocho horas desde la primera vez que había metido la mano bajo su ropa interior. ¿Cuántas veces se había corrido desde entonces? No lo sabía. Ni siquiera podía llevar ropa. El más mínimo roce de un jersey contra sus pezones lo excitaba. Y ni hablar de llevar ropa interior.

Había intentado cambiarse después de escuchar cómo Hyukjae salía corriendo y había acabado frotándose sobre la tela dos veces antes de que Donghwa volviera.

Le dolía todo el cuerpo, desde la muñeca hasta la cabeza. A veces estaba bien y podía descansar, podía dormir, tocar la guitarra, hablar con su hermano... Pero la mayor parte del tiempo la pasaba tocándose o imaginando que Hyukjae abría la puerta, se quitaba la ropa y lo follaba. Y era sumamente agobiante que eso no ocurriera. Sí, su parte racional lo agradecía, pero su cuerpo estaba desesperado.

A veces realmente quería saltar por la ventana y correr a buscarlo. Engancharse de nuevo a su cuello y quedarse ahí metido hasta que aquella tortura terminase.

Sacó la cabeza por la ventana para respirar aire fresco, aunque no le llegó ni una pizca del viento helado que sentía normalmente. El verano en Corea no era ni la mitad de caluroso. Hasta desnudo sentía que se iba a derretir.

—¿Hae? ¿Estás bien?

—Sí —respondió sin ganas.

Intentaba ser sincero con su hermano, ya que era el único que podía ayudarlo si empeoraba. De momento, no había ocurrido nada extraño. Ayla decía que todos los omegas se ponían como él durante el celo, pero la mayoría de omegas de su edad estaban casados o prometidos y podían, al menos, tener alguien a quien abrazarse.

Según la explicación de Kyuhyun del otro día, él mismo podría hacer de todo con Hyukjae mientras no hubiera penetración de por medio. Pero ellos ni siquiera podían besarse bien todavía. ¿Cómo iba a pedirle avanzar tan bruscamente?

Lloriqueó contra el alféizar al recordar que casi lo había obligado a ignorar sus valores igual que el Jefe casi lo había obligado a él a arrodillarse. Se sentía fatal por eso. ¡Por poco no lo había violado!

Al final lo mejor era que Hyukjae no estuviera por allí. Ya se consolaba a sí mismo con el aroma que había quedado en su ropa la última vez que se habían abrazado.

—¡Donghae!

Miró hacia abajo, sorprendido por la voz que gritaba su nombre. Gabriel lo saludó desde la calle, cargado con su bebé, así que sonrió y meneó la mano en respuesta. Ambos parecieron confusos por su gesto, pero el chico no dijo nada al respecto.

—¿Cómo estás? —preguntó, mientras Landon lo observaba con los ojos muy abiertos.

Una sensación extraña le revolvió el estómago. Se lo presionó con una mano. Ayla también le había dicho que no tenía calor solo porque quisiera follar (ella había usado otras palabras) sino también porque su cuerpo sentía la necesidad de reproducirse. Así que ahora tenía el instinto maternal por las nubes.

Selvaggio [EunHae - Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora