12. Teléfono

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DONGHAE

Si durmió aquella noche fue porque estaba demasiado cansado, aunque le costó mucho conciliar el sueño.

Despertó cuando Donghwa le apretó el hombro y lo miró por el hueco que había dejado entre las mantas y la almohada que tenía sobre la cabeza. Soltó poco más que un gruñido cuando el mayor le preguntó a qué hora había llegado.

—¿Te divertiste con Kyuhyun?

—Sí —era verdad. Con él sí, con su hermana también, con sus padres en absoluto. Verbalmente no le habían dicho nada, pero sus ojos afilados habían gritado "ríndete ante nuestro Jefe" durante la hora escasa que había estado con ellos.

Pero no se sentía como se sentía por ellos.

La culpa de su estado de ánimo la tenía ese chico de labios gruesos, mandíbula afilada y cuerpo de dios griego que hablaba como en los libros.

Que no quería vivir sin su compañía, había dicho.

Claro, porque no sabía la clase de pensamientos que pasaban por su cabeza. No sabía que había estado a punto de tener una erección al verlo desnudo y que había pasado horas con las piernas apretadas luchando para quitarse esa imagen de la cabeza. Y había perdido, porque en ese mismo momento todavía sentía que podía tocar su pálido pecho con las manos.

—Me alegro —le oyó murmurar—. Bueno... ehm... Ayla y yo nos vamos. Y... el Jefe querrá hablar conmigo después de la escuela. Intentaré inventar alguna excusa, pero tú asegúrate de no estar nunca solo, por si acaso.

—Vale.

—¿Nos veremos para cenar?

—No lo sé.

—Estaré en las cocinas si me necesitas, herm... enano.

Rio un poco ante esa corrección. Levantó la cabeza para mirarlo y asintió. No le había dado las gracias por ayudarle el día anterior porque todo aquello era básicamente culpa suya, pero le había dicho que lo perdonaría si alejaba al Jefe de él y se estaba esforzando, así que le sonrió. Un simple gesto que hizo que el mayor saliera contento de la habitación.

Se incorporó al oír que la puerta de entrada se cerraba. Se frotó la cara con ambas manos, tomó la bufanda y se asomó a la ventana. Vio a la pareja despedirse a mitad de camino entre la enfermería y las cocinas, y lo siguió a él hasta verlo desaparecer tras una casa. Después giró la cabeza hacia el lado opuesto, hacia la casa que compartían esas dos personas que conseguían ponerlo más nervioso de lo que había estado en toda su vida.

Notó movimiento en la ventana ajena y se estiró para ver mejor. Hyukjae estaba allí en su forma de lobo, pero no tuvo tiempo ni de sentirse aliviado antes de verle transformarse en humano.

Un humano de casi metro ochenta con la espalda ancha, la cintura delgada, el trasero pequeño y las piernas largas. Se mordió el labio inferior.

En cuestión de horas lo había visto tanto por delante como por detrás y podía tener una imagen clara de cómo era su cuerpo completo e incluso de lo suave que era su piel. Mentiría si dijera que no le parecía atractivo. Es más, era jodidamente evidente que se lo parecía. La noche anterior su cuerpo había entrado en ebullición y, en ese momento, no estaba menos caliente. Sentía que sus mejillas iban a prender fuego a la casa en cualquier momento. Notaba una fuerte presión en el estómago y, más abajo, un corriente eléctrica que conocía demasiado bien. Apretó las piernas, pero no dejó de mirarlo.

Se mordió la uña del pulgar mientras Hyukjae se ponía los pantalones. Vio una sonrisa en su perfil, por lo que supuso que estaba contento. Repasó cada línea de su rostro en la lejanía, bajó por la nuez de su cuello, por su pecho y su marcado abdomen y contuvo la respiración al llegar a su entrepierna. El recuerdo de esta en todo su esplendor apareció como un cartel de neón en su cabeza.

Selvaggio [EunHae - Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora