3. LA CARTA II

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Ariel

    Tengo que reconocer que no me esperaba la agresividad de ese beso de María, aunque sé que hago mal, ya que siento mucho por Pame y eso no me gusta, pero los humanos somos objetos sexuales y no logro resistir a María atacándome apasionadamente. En este momento ya sé que se salió de control hasta que... mierda, tenía que salirse del pantalón esa carta justo cuando todo comenzaba a volverse más tentativo y apasionante, puedo ver su cara de decepción y sé que lo he jodido todo entre el grupo y MIERDA. Después de discutir un rato y sentir su ira mostrada físicamente en una bofetada llena de enojo y tristeza, cuando la veo correr derrotada y humillada solo puedo gritar carajo con toda mi fuerza.

    Golpeo con fuerza la pared y aguardo un rato para no hacer notar las cosas, al rato salgo y veo a todos preocupados y asustados, pero no puedo ver a Yendry ni a María, eso me da algo de calma, ya que verlas ahí sería peor —¿Qué pasa? ¿Dónde están ellas?

— No sabemos, maría salió llorando del baño y Yendry la siguió, así que vamos para allá ¿vienes?

—No chicos tengo una emergencia, los veo luego.

    Al llegar a la casa de María, los veo salir y no puedo evitar ver como Yendry me mató con la mirada, mierda ya lo sabe. Les pregunto que si saben algo y todos niegan saber algo menos Yendry, ella solo me ve con fuego, pero bueno por un lado también se lo buscó, ella no debió besarme, así que solo lo olvidaré. Veo a Pamela y luce espectacularmente hermosa así que la llamo y a escondidas le doy la carta.

                                                                                     Para Pamela

    Me reflejo como una persona fría y sin sentimientos, pero no es que no los sienta, solo los oculto por miedo a repetir el pasado, la cautela me domina, pero no puedo negar más que me tiene loco cada parte de tu cuerpo, tu forma de ser, y todo tú me provoca cosas que otras no han podido ni podrán.

    No puedo y me niego a negar que te necesito y no solo en mi cama si no a mi lado, luchando hombro a hombro por esto que sentimos.

    ¿Me das la oportunidad?

    Ella me mira sorprendida y con una sonrisa, aprovecho y le robo un beso corto pero placentero que ambos gozamos, después de eso todos nos regresamos a casa. 

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