Ariel
Todos tenemos algo de nuestro pasado que nos atormenta, algo que ha formado parte de nuestra personalidad y forma de ser, nadie es como es porque quiere, siempre habrá un trasfondo de la forma de ser de cada persona, por eso no debemos juzgar a nadie, menos sin conocer las razones de su forma de actuar y de pensar. Yo no soy la excepción de esta situación, cuando hablamos de una violación solemos pensar en mujeres y jovencitas, es más complicado pensar que quien lo sufrió fue un niño de solo ocho años, y peor que eso, es pensar que se pueda tener un trauma psicológico por una violación causada por una mujer y así es, esa es la sombra que me persigue a diario, los recuerdos que me ponen nervioso como si fuera ese niño de ocho años, incluso nueve años después.
Era demasiado joven para entender lo que pasaba, vivía en ese entonces en un pueblo pequeño, donde la información sexual era escasa, para no decir que nula, era solo un niño que no pensaba en novias ni nada por el estilo, al contrario, era muy estudioso y solía trabajar con mi papá en agricultura, ese era entonces su oficio. Mi papá tenía un pensamiento muy machista, todas las noches escuchaba como le pegaba y le gritaba a mi madre, nunca entendí las bases por las que no lo dejaba y hasta la fecha sigo sin entender.
Mis vecinos tenían una hija de diecisiete años, llamada Lucía y sí, como se han de imaginar sí fue ella, fue una noche de abril, recuerdo que hacía mucho frío y estaba solo en casa, ya que mis papás se habían ido de viaje, no era la primera vez que me dejaban solo, escuchaba que papá le decía a mi mamá que no se preocupara que ya había llamado a una niñera que pronto llegaría, pero era una más de todas sus mentiras, siempre me decía que yo era un hombre que yo tenía que poder quedarme solo. La primera vez que me quedé completamente solo en casa tenía apenas seis años, el aullido de coyotes aquella vez eran un complemento perfecto para el temor que sentía por estar solo.
Ese día, tenía la sensación de que no estaba solo en casa, escuchaba pasos constantemente, hasta que sentí una leve respiración detrás de mí, proto mi temor se transformó en gritos, que no podían ser escuchados por nadie, porque me vendó la boca, además quien podría escuchar, mis únicos vecinos no estaban en casa, cuando vi la cara de Lucía no podía creerlo, ya que éramos buenos amigos y solía jugar conmigo en las tardes soleadas, no entendía lo que estaba pasando, solo recuerdo que me llevó a mi cuarto y con unas cadenas me amarró a mi cama mientras seguía vendado, intentaba gritar pero ya ni la voz salía. Con una tijera cortó mi ropa, con esa misma tijera me hizo una cortadura en un brazo, después de darme un fuerte golpe en la cabeza, no supe más de mí hasta el día siguiente, cuando desperté estaba completamente desnudo y encadenado, nunca supe lo que me hizo, lo que fue una desgracia porque siempre vivo imaginando el montón de cosas que pudieron haber pasado esa noche, lo único que recuerdo es que me dolían mis genitales y la cortadura en el brazo no era muy profunda pero sí me dolía, las cadenas me hacían ligeros raspones en mi piel e intentar soltarse era inútil, solo lograba lastimarme más.
Pasé encadenado a esa cama tres días y dos noches completas, ya llorar era en vano porque ni para eso tenía fuerzas, en las noches el frío era insoportable, el hambre que tuve que soportar pasaba a segundo plano en comparación con el dolor que mi cuerpo sentía, sentía como por dentro se me desgarraba el alma y el corazón, ya no tenía fuerzas para seguir gritando mamá y papá, en mi mente solo podía preguntarme ¿Dónde están mis papás? ¿Por qué me pasó esto a mí? El dolor emocional se idealiza en nuestra mente, lo qué explica el por qué lastima más qué el físico.
Al ser el tercer día a las 8:30am me encontró mamá, recuerdo que en sus brazos quedé inconsciente. Cuando desperté ya estaba en el hospital, tenía suero a la vena y todas mis heridas estaban vendadas, siendo un niño en silencio le daba gracias a Dios por seguir con vida, mis papás tuvieron que mentir diciendo que solo me dejaron por tres horas en casa y la tecnología no era tan avanzada como ahora, por lo que no podían determinar si eso era verdadero o falso, además en mi inocencia yo confirmé que eso era verdadero. La policía intentó meter mano en la situación, pero papá logró esquivar la investigación, todavía no sé cómo lo hizo, pero mi padre era un hombre poderoso, supongo que debió usar sus influencias para alejar a la policía, siempre sentí que no le importaba hacer justicia.
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LA PANDILLA
Teen FictionUna cárcel emocional en la que habita el ser humano, amores gratificantes, pero imposibles, despedidas dolorosas pertenecientes a una vida que ya está escrita y el soporte de un buen amigo. Son todas etapas y emociones propias de nuestra existencia...