24. UN BESO Y ADIÓS

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Pamela

    Cinco días después de la fiesta presidencial.

    Después de la muerte de papá, todo se ha complicado para mí y mi mamá, las finanzas no han sido las mejores, y el recuerdo de mi padre que habita en esta casa atormenta a mi madre cada noche.

    La decisión de mudarnos a otro país no fue fácil para ninguna, pero mi madre tiene una muy buena oferta laboral allá, aunque siendo totalmente honesta no quiero irme, cualquier persona que se ha mudado después de vivir toda su vida en un mismo lugar; dejar a sus amigos, su colegio y todo lo que ha conocido podrá entenderme. Pensar en el día que me voy es bastante aterrador, pero para lo que no creo estar lista es para despedirme de Ariel, porque desde que leí el poema no hemos hablado y ya no hay manera de solucionar esta relación, debido a que una relación a distancia nos hará mucho daño a los dos y no será lo mismo, siempre faltará esa cercanía, prefiero soltarlo y así encontrará a alguien más con la que podrá ser feliz, él merece eso.

     Tengo planeado para mañana que los chicos, menos Ariel, obvio, vengan para despedirme de ellos, será tipo una reunión pequeña como las que usualmente hacemos para nuestros cumpleaños, pienso hacer todas las cosas que solemos hacer, para que me quede un recuerdo memorable de esa última vez junto a ellos, porque serán pocas las veces que nos veamos de ahora en adelante.

    Un día después

    Ellos llegan en aproximadamente tres horas y ya debo empezar a decorar todo, he gastado todos mis ahorros en la comida y la decoración de mi terraza hoy, pero sé que valdrá la pena, estos chicos merecen lo mejor de lo mejor, no habrán comenzado conmigo, pero sí terminaron.

En cada uno encuentro facetas distintas de lo que soy,  por lo que si hablo con cualquiera de ellos es maravilloso, porque todos han formado parte de la persona que soy y siempre han estado en las buenas y en las malas, nunca olvidaré todas las noches en las que se quedaron conmigo para que no estuviera sola en los duros días que viví tras la muerte de mi padre.

    Son personas en las que puedo confiar totalmente, todo joven en esta vida merece encontrar personas así, para poder llevar el caos mental por el que todos pasamos, ser joven en esta época es de las cosas más complicadas que hay, pero cuando encuentras el soporte y apoyo en otros iguales consigues una perspectiva distinta de las cosas, y eso a su vez se convierte en un impulso para seguir adelante.

     Todos llegan y la decoración está bellísima, la estamos pasando de lo mejor como suele ser siempre, pero el sentimiento de dejarlos ir me invade y en medio de un juego empiezo a llorar, todos me ven raro y con cara de preocupación, por lo que creo que es hora de decir la razón por la que los cité hoy. Me puse de pie y con lágrimas bajando por mis ojos les dije que esta sería la última vez que los vería, todos se quedaron impactados, Austin me preguntó que a qué me refería exactamente, y como llorar es lo mío, seguí llorando mientras les confesé que debía irme hoy por la noche, les conté todo el trasfondo y las razones por las que me iba. Hubo un momento en el que simplemente no pude seguir hablando y fue ahí donde los abrazos me rodiaron, con un grupo de jóvenes llorando a mi lado. Después de la muerte de mi padre, este sería el momento más emotivo de mi vida, porque esta decisión está fuera de mi alcance, solo debo aceptar, pero no es nada fácil para mí, las chicas y Austin no me sueltan mientras lloran conmigo.

    Me dicen palabras que me alientan, pero que me afirman que no hay marcha atrás y que hoy será mi última vez con ellos, espero volver de visita algún día, pero no será lo mismo, no sé si todos estarán aquí, ya que nos queda aproximadamente un año para graduarnos del colegio y comenzar con nuestra vida universitaria.

    Después de conversar un rato sobre la situación y ya con el llanto controlado, escucho como Yendry menciona el nombre de Ariel, y recuerdo que aún no hablo con él, es decir me falta una llorada más grande, a este paso se me va a secar el lagrimal más rápido de lo que creí.

    Por un momento olvidé que le dije a Ariel que viniera una hora después de que ellos se fueran aproximadamente a las 6:00pm, él debía llegar a las 7:00pm.

    Ya los chicos se fueron y ese adiós fue el más duro del mundo, pero el que viene será peor; juro que me temblaron las piernas cuando oí esa voz que me pone tan inestable. Los recuerdos de todo lo que hicimos juntos se sienten como si se me cayera un trozo de corazón, el cual lleva todos los capítulos de mi vida que contienen nuestra historia.

    Tomo valor de la nada y fui a recibirlo con lágrimas en los ojos, porque como les decía llorar es lo mío, el me abraza con esos brazos que me han tomado en distintas situaciones, llevándose mis miedos y transformándolos en seguridad; lo invito a sentarse y antes de decirle que me voy a ir en basicamente una hora, le digo que recibí el poema que me escribió, mis labios expresan las dos palabras más fuertes en una relación.

TE AMO

    Pero también tuve que decir que lo nuestro sería algo imposible, Ariel siempre ha sido muy callado y poco expresivo, pero una lágrima que baja por su mejilla me expresa que sufre igual que yo.

    Cuando le doy mis razones, esas lagrimas se multiplican y se convierte en llanto, él no dice nada, se levantó, tomó mis manos, se acercó a mi oído y...

Yo también te amo y nada cambiará que fuiste la primera en mi vida. Gracias Pamela, perdón si te hice sufrir.

    Veo como con el alma rota, el hombre de mi vida se aleja de mí, llevándose parte de mi corazón y un impulso me hace correr hacia él, que por suerte aún no se había ido, no me importó el gran diluvio de lluvia que había en ese momento, yo solo corrí y lo besé como si no hubiera un mañana, las lágrimas encajan a la perfección con la lluvia y ese sentimiento del beso perfecto se expresa en ese momento. Este sí es el adiós más duro de mi vida, en el momento que nuestros labios se sueltan, veo su cara devastada por el dolor de dejarme ir y con un último abrazo veo como la persona más especial para mí se va, dejándome sola, frente a un muro de recuerdos con el que choco cada vez que cierro mis ojos; ahí está él, vivo en un recuerdo.

    Mientras voy en el avión con mamá, mi mente está con esa última mirada de amor y dolor que recibí por última vez, acompañando con una frase que se repite constantemente.

Talvez éramos demasiado perfectos para estar juntos.

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