Chapter 6

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DAD

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—Estaba aquí, ¡justo aquí!

Señaló Max hacia una pared vacía.

—¿Un reloj de péndulo?

Pregunto Wheeler incrédula.

—Era muy real pero, al acercarme de repente, me he despertado.

—Era como si estuviera en trance o algo así, lo que dice Eddie que le paso a Chrissy.

Aclaró Henderson, trague saliva y miré hacia otro lado. Esto no le podía pasar a Max, ella no podía morir.

—Eso no es lo peor.

[....]

Fred y Chrissy también veían a la señorita Kelly; los dos tenían migrañas, de las chungas, de las que no se van con nada, y luego; las pesadillas, no podían dormir, se despertaban con un sudor frío y empezaban a ver cosas; cosas malas de su pasado. Las visiones no, ni pararon de empeorar y empeorar hasta que al final, todo terminó.

Explico Max.

—La maldición de Vecna.

Termino Buckley.

—Las migrañas de Chrissy empezaron hace una semana, las de Fred hace seis días, las mías hace cinco días. No se cuanto tiempo me queda, pero sí sé que, por Fred y Chrissy, que los dos murieron menos de un día después de su primera visión; ¡y yo acabo de ver el puñetero reloj! Creo que mañana moriré.

Justo en ese momento escuchamos un ruido afuera de la habitación, me giré hacia la puerta.

—Quedaos aquí.

Ordenamos Harrington y yo a la vez.

Le pase a Buckley a Helena, que estaba dormida, y cogí un para de tijeras para poder defenderme, justo al tiempo que Harrington cogía una lámpara.

—Marica.

Me burle para calmar los nervios mientras salíamos de la habitación, Mirábamos hacia el frente andando a paso lento.

Se escuchaban unos pasos correr hacia nosotros, y entonces una jodida persona apareció; Sinclair.

Todos gritamos, Helena se despertó y empezó a llorar.

—¡Soy yo!

Grito Sinclair.

—¡Lucas!

Exclamó Wheeler.

—¡Soy yo, me cago en todo!

—Joder, ¿¡De qué vas, Sinclair!?

Grité antes de acercarme para consolar a Helena.

—Lo siento.

Se disculpo tomando aire.

—¡Te podría haber matado con la lámpara!

Exclamó Harrington moviendo la lámpara.

—¡Dejad de gritar gilipollas, mi hija esta durmiendo!

Grité antes de seguir acunando a Helena para que se calmara.

—Lo siento, tíos. He venido en bici a toda hostia. Dadme un segundo. Joder, tenemos un código rojo.

—¿Qué?

Hawkins || Billy Hargrove ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora