mi vida era linda, tranquila, feliz y llena de paz.
Profundamente enamorada de un hombre mentiroso y codicioso.
Quien diría que mi don para curar enfermedades me llevaría a la lujosa vida que el difunto anterior rey dejó preparado especialmente para...
-JAJAJAJAJAJAJAJA, Perdón pero...estás muy equivocado, yo no te amo, yo amo a mi futuro esposo.
-Los dos sabemos que no es así.
-Tu no sabes nada de mi, así como yo tampoco no supe que el hombre que amaba, quien quería que fuera mi único esposo y el padre de mis hijos era un total ambicioso que haría lo que fuera por dinero.
-Alhelí-
-Nada de lo que diga o haga me hará cambiar de parecer, señor conde, le sugiero que aprenda a amar a su esposa, la cual se nota a leguas cuánto lo ama, que esa mujer le dará un hijo.
-Alhelí -
-Para usted soy la Reyna Alhelí,la amada de el futuro rey Sebastián Montejua segundo.
Dí media vuelta dispuesta a irme.
-Espero que disfrute su estadía en palacio señor conde, dele mis saludos a su esposa.
Me retiré de el jardín dejando solo al Alejandro.
-Majestad...se encuentra bien?
-Si no se preocupe señora Rosa.
Mi dama me da una sonrisa amable y nos adentramos al palacio.
-Escojan personalmente las flores por favor, yo estaré en la sala, dando el pequeño ensayo para el día de mañana.
-Si majestad.
Me dirigí al gran salón donde mañana me estaré casando.
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-Podemos omitir la parte donde mi reyna tiene que hacerme reverencia?
-Sebastian...
-Mi esposa no tiene que inclinarse ante mí.
-Bueno, si el rey así lo quiere así será.
Cuando llego a la presencia de Sebastián el me mira con ternura en sus ojos y una agradable sonrisa que yo respondo de la misma manera.
Toma mi mano.
Si lo imagino será perfecto.
Al día siguiente.....
Siendo sincera me despertaron muy temprano para bañarme peinarme.
Me aplican un poco de maquillaje en el rostro.
Hasta que tocan la puerta.
Mientras las muchachas siguen maquillándome la señora Rosa se dirige a abrir la puerta.
-Si?
-Puedo pasar a hablar con la Reyna?
Esa voz otra vez ....
-No creo que ella pueda, está arreglándose para la gran boda.
-Dejelo entrar señora Rosa, solo serán unos minutos.
Ella accede, Alejandro entra a la habitación y las muchachas así como mi dama salen para dejarnos hablar a solas.
-Digame señor conde?
Me mira por unos segundos y después habla.
-Por favor Alhelí.... Recapacita, aún podemos escaparnos y vivir nuestra vida feliz como habíamos planeado desde un principio-
-No voy a ceder, y le prohíbo que se atreva a interrumpir mi boda, por qué lo único que hará será quedar en total ridículo y puede ridiculizar a su esposa quien no merece pagar por los errores que usted anda cometiendo.
-SABES QUE ELLA NO ME IMPORTA EN LO MÁS MÍNIMO!!!
En ese momento mi dama y las muchachas entraron a la habitación.
-COMO SE ATREVE A HABLARLE DE ESA MANERA A LA REYNA!!
-USTEDES NO SE METAN ESCLAVAS!!
Finalmente le solté una bofetada, no iba a permitir que insultara a las mujeres que son como parte de mi Familia.
-Le prohíbo que les hable de esa manera a mis damas de compañía.
El se quedó con la cara volteada y la mirada vacía.
-Si ya no tiene ningún asunto a tratar conmigo, le pediré que se retire, aún tengo que arreglarme por qué dentro de unos instantes voy a casarme.
Él ya no dice nada y sale sin decir ni una palabra de la habitación.
Es cuando me dejó caer en uno de los sillones de la habitación.
-majestad...Mi reyna...
-Ese hombre... fué mi amado...antes de que se convirtiera en conde...y antes de convertirme en la protegida de el anterior rey.
-Mi Reyna...no hace falta explicaciones.
-Son necesarias, para que no haya malos entendidos después.
Rosa y las demás asintieron, yo suspiré y me levanté de el sillón.
Me quité la bata y Carolina fué por el vestido junto a coral mientras la señora Rosa me ayudaba con el corset.
Cómo es una ocasión especial debí usarlo, le pedí que no lo ajustará tan fuerte.
Las muchachas llegaron con el vestido y me ayudaron a ponermelo.
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Cuando estuve lista nos fuimos al gran salón.
Me siento nerviosa a pesar de todo.
Mi dama toca las grandes puertas.
Finalmente las puertas se abren.
Puedo ver a todas las personas que me miran con una sonrisa que no sé si son sinceras o nadamás para no quedar mal.
Cuando comienzo a caminar todos agachan sus cabezas y hacen reverencia.
