VIII

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Era un día soleado en un hermoso lugar, montañoso con pinos enormes, todo lleno de vida con los pájaros cantando mientras volaban por el cielo. Todo estaba tranquilo pero había algo extraño en ese entorno. En el horizonte se veía parte del astro dónde estaba alzándose hacia arriba. El planeta si es que podía llamarse así era un anillo.
John sabía que los anillos eran sinónimo de peligro, pues de ser activados acabaría con todos y eso era algo que el no podía permitir. Tenía que proteger la humanidad, sin importar el costo.

Por un momento se sintió confundido por qué a pesar de que ya conocía varios anillos este tenía una atmosfera completamente distinta, era desconocido para John, pero a la vez le era tan familiar que le daba miedo, Sentía que ya había estado ahí.

Un fuerte ruido se escuchó detrás de él y no pudo evitar girarse de inmediato esperando que fuera un enemigo y era un mal momento por qué estaba completamente desarmado.

Se quedó quieto al ver a una silueta femenina agachada en el piso, al parecer recogiendo algo. Por qué la silueta estaba tan desdibujada que no le era posible ver quién era pero pudo escuchar una voz, una voz femenina que a pesar de según su memoria no haberla escuchado nunca le transmitía una paz inmensa y a la vez… un sentimiento que nunca había experimentado, que era completamente nuevo para el, pero que en definitiva no le desagradaba.

—perdón si te asusté, se me cayeron estos planos—

John no sabía que decir pero algo le impulso a hablar, no sabía por qué pero tenía la sensación de que esa mujer frente a el era de total confianza.

—¿Planos?—

Pregunto el y pudo escuchar de nuevo la voz de la mujer que se levantaba y caminaba hacia el que yacía quieto en su posición.

—si… los planos de auditorio silencioso, me los encargo ella, al parecer es lo último que falta, el eterno será sentenciado ahí—

La mujer se acercó más a él y le puso la mano en el pecho, no pudo evitar recordar a Cortana cuando se despidió de él luego de haberle salvado.

John no entendía para nada de que le hablaba la mujer, nunca había escuchado esos nombres y eso solo lo estaba confundiendo mucho más.

Trato de mirar quién era la mujer, pero por más que se esforzaba, aún teniéndola enfrente no podía mirarla y eso le estaba inquietando mucho, pues tenía sensaciones muy extrañas para el, pero que eran agradables, que dejaban calidez a su paso y que sin duda quería experimentar de nuevo.

—me alegra que hayas regresado con bien… el momento se acerca ¿lo sabes? Te extrañaré mucho—

La mujer le dio un abrazo y el no sabía como reaccionar, una parte de el le decía que correspondiera al abrazo y otra no sabía como reaccionar, estaba en una situación muy extraña y nueva pero a la vez familiar haciendo todo aún más desconcertante.

Sintió como la mujer se separó y comenzó a caminar por dónde venía

—vamos… tenemos mucho que hacer aun—

De pronto un resplandor le hizo perder la silueta del entorno y poco a poco todo se aclaraba dejándolo algo encandilado, cuando la luz se disipó pudo ver el cristal de la cámara criogenica y el sentimiento de confusión no desaparecía de su ser ¿Qué demonios había soñado? ¿Por qué todo se había sentido tan real? ¿Qué era lo que la mujer había mencionado?

Eran preguntas que de momento no tenían respuesta y aún las sensaciones que le provocó esa mujer seguían presentes en su mente y en su cuerpo. Un incesante hormigueo en el estómago y una sensación como de que estaba cayendo al vacío cada que recordaba lo que había pasado en el sueño.

La cámara siendo abierta le saco de sus pensamientos y ante el vio a Fred que parecía, alterado, preocupado y algo acelerado pero a la vez aliviado.

—¿Estás bien John? Tus signos vitales se fueron por un momento, pensamos que probablemente estabas muriendo, nos diste un buen susto—

John solo asintió levemente y tomo la mano que le ofrecía Fred para salir de la cámara.

De pronto Fred se sentó frente a el y hablo de nuevo al parecer más calmado
—la computadora de la nave aviso que Tu despertar de la cámara criogenica estaba fallando y que estaba perdiendo tus signos vitales, hemos llegado a Reach—

John se levantó y miro por la ventanilla de la nave. No pudo evitar sentir tristeza Al ver lo que alguna vez fue su hogar y el de sus hermanos desolado. Completamente desértico con un planeta de un color café enfermizo, Sin vida. aunque sabía que la UNSC había iniciado un plan de terraformacion del planeta para volverle habitable de nuevo. Pero igual nunca sería lo mismo. Ese lugar ya estaba lleno de dolor y sufrimiento, de batallas no ganadas, de grandes héroes que dieron sus vidas como la mayoría de integrantes del equipo Noble. Era algo que no podía olvidar bajo ninguna circunstancia.

—¿estás bien John?—

Le pregunto de nuevo Fred con clara preocupación en su voz John le miro y le dijo con total calma.

—si… ya he visto la muerte de cerca más de una vez—

Fred sonrió ante el humor algo raro de John, Después de todo tenía toda su vida conociéndolo, a pesar de que estuvieron mucho tiempo separados por la guerra, pero aún así era su hermano.

—estamos listos para el descenso, por favor si vuelves a sentirte mal solo dilo, se que te duele como a mí ver nuestro hogar… lo que una vez fue nuestro hogar destruido—

John no contesto se tomó un momento sin mirar a Fred viendo aún el planeta por la ventanilla parecía nostálgico, distraído, estaba raro a los ojos de Fred.

—tenemos que detener a Cortana—

Musitó para caminar a la puerta dejando a Fred, Kelly y linda atrás, las dos últimas preparando sus armas para en caso de que hubieran complicaciones.

— ¿John está bien?—

Pregunto linda a Fred y el negó levemente con la cabeza, todo el resto del equipo azul sabían que había algo raro con el y que no parecía querer decirles.

Pero no podían distraerse más era hora de empezar con la misión, la humanidad dependía de ellos y de la doctora Halsey y todo tenía que salir a la perfección.


Las horas pasaron completamente lento para Samantha. No le había hecho nada de gracia quedarse en la nave pues spartans habían suficientes. Decir que estaba frustrada era poco. Se sentía como una niña regañada y castigada, pero igual no le daría mucha importancia a eso.

Samantha daba fuertes puñetazos a un saco de boxeo que provocaba eco en la sala vacía, todo a una velocidad impresionante.

Se sentía Inútil en esa nave sabiendo que podía estar en Reach ayudando al equipo azul a terminar más pronto su misión. Y mientras ella estaba ahí Cortana seguía haciendo de las suyas.

— ¿No puedes dormir?—

Escucho una voz en la entrada y ella volteo de inmediato viendo que se trataba precisamente de Luke. El se acercó a Samantha y ella simplemente siguió golpeando el saco de boxeo.

—si… estoy preocupada por todo lo que está pasando—

Luke le sonrió suavemente y tomo una silla para sentarse abriendo mucho las piernas y recargando los codos en sus rodillas.

—te entiendo… así estaba cuando atacaron la tierra. En nueva mombasa. Fueron días horribles—

Samantha en ese momento dejo de golpear el saco y miro a Luke algo asombrada.

— ¿Estuviste en el ataque de la tierra?—

Luke asintió, no parecía el mismo, tenía la vista perdida en el suelo y su sonrisa no parecía la misma de siempre, está parecía mucho más triste y apagada.

HALO: SIERRA 117Donde viven las historias. Descúbrelo ahora