XII

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Samantha no sabía como, pero había convencido a John de que se tomarán lo que restaba del día libre.

La pelirroja estaba más que preocupada por el estado emocional del veterano spartan, se veia mucho más decaído pero no sabía porque, sabia que no solo la muerte de Griffin era lo que venía cargando, había algo mas.

Ahí con una pequeña hoguera en el centro, Samantha miraba de reojo a John que acomodaba algunas cajas de suministros y ella yacía recargada contra una caja sumamente pesada.

El piloto tenía rato que se había ido a dormir y ellos estaban haciendo guardia por si su hoguera llamaba la atención de los desterrados.

John estaba con la cabeza hecha un desastre, Cortana… se había ido para siempre, ella ya no estaba. A pesar de que tenía una copia de ella, no era lo mismo, no habían vivido las batallas, no habían atravesado esas situaciones suicidas.

Sin duda no estaba bien emocionalmente, el lo sabia y sin querer las palabras de Samantha le había ayudado mucho, por qué no solo se culpaba por la muerte de Griffin, si no también por dónde estaban en ese momento. No cometería los mismos errores, de ninguna manera.

No podía confiar en la IA, si lo hacía, era muy probable que lo de Cortana volviera a pasar y no creía que fuera bueno que eso pasara.

Miro por encima de su hombro a Samantha, tenía que agradecerle, no solo por darle su apoyo y palabras de aliento, si no por tratarlo como un humano más.

El sabía de la admiración que le tenía la chica y aún así no actuó como la mayoría de los marines que lo veían “¡Mira un spartan, estamos salvados!” Para él eso sonaba tan frío, tan vacío, pero como siempre hacia ese sentimiento hacia un lado.

Después de poner la última caja en su lugar, John se acercó a la chica que  lo miro con cierta confusión desde su asiento en el piso.

Se lo pensó unos segundos ¿Cómo podría agradecerle por todo?

Samantha sabía que John en ese momento estaba haciendo lo posible por intentar comunicarse con ella.

—gracias…—

La expresión de Samantha se neutralizo, su mente parecía estar trabajando con velocidad como solía hacerlo

—me ayudo mucho —

Ella le sonrió de forma amigable y le observo con atención

—no tiene por qué agradecerme, le tengo mucho aprecio, haría cualquier cosa para ayudarle—

Ella miro al cielo, viendo las estrellas con cierta melancolía —es cierto que todos, aquí en la UNSC hemos tenido sentimientos similares, somos soldados, siempre habrá pérdidas, pero también hay que honrar esas pérdidas, luchar por ellas, hacer que nos hagan más fuertes, que sean un impulso—

Hizo una pequeña pausa — se que siempre ha hecho sus emociones a un lado, desde niño, pero quizá es tiempo de empezar a pensar de forma distinta jefe—

Ella enfoco su vista de nuevo en el spartan —usted no es una máquina, métase eso en la cabeza, es un humano, como cualquier otro, quizá especial, si, digo… no todos medimos más de dos metros y tenemos huesos reforzados— hablo lo último con algo de diversión —pero final de cuentas sigue siendo un humano… que piensa, que razona, que siente…—

John se quedó en silencio reflexionando y concluyendo que Samantha si que tenía razón pero también se le haría bastante difícil quitar un hábito que llevaba ahí toda su vida y el hecho de no saber cómo manejar ciertas emociones tampoco le ayudaba mucho, últimamente sentía que estás estaban mucho más a flote buscando salir de su cuerpo.

HALO: SIERRA 117Donde viven las historias. Descúbrelo ahora