Harry abrió lentamente los ojos, girando su cuello para buscar a Louis, pero se detuvo soltando un quejido por la repentina molestia en su cuello.
Louis se despertó y se giró a verlo en seguida.
—¿Qué sucede? —preguntó con su voz ronca.
—Sucede, alfa, que me duele el cuello, el culo y las piernas —. Se acurrucó junto a Louis.
—Lo siento —. Murmuró, pasando sus dedos a través del cabello rizado.
—Está bien, alfa. Me gustó —bostezo—. Solo espero que está marca se quite para cuando volvamos o a mi padre le dará un infarto cuando lo vea.
—Hablando de eso, discúlpame, ni siquiera te pregunté.
Harry pudo oler la sinceridad y cierto miedo en el alfa, le acarició el pecho tratando de tranquilizarlo.
—No hay problema, alfa. De todas formas, algún día sucederá —. Le dió un beso en el pecho a Louis, para volver a cerrar sus ojos.
Volvieron a quedarse dormidos.
[...]
Cuando despertaron eran las cuatro de la tarde. Habían pedido servicio a la habitación y recién había llegado.
—Yo voy —. Dijo el omega, parándose de la cama.
—No. No irás tú —. Rezongo el alfa, poniéndose de pie también y tomando a Harry de la cintura.
—¿Por qué no? —el omega frunció su ceño.
—Estás… estás semidesnudo, Harry, en mi vida dejo que alguien te vea así… y menos con eso puesto.
Harry aún traía puesto la lencería y una playera algo larga de Louis.
Se dirigió a la puerta, se escucharon murmullos y después Louis estuvo de vuelta con comida sobre una bandeja.
—Ay, mi alfa celoso.
—No estoy celoso… solo no quiero que alguien te vea así —. Se encogió de hombros.
—Celoso, alfa. Eso es ser celoso.
—Mi alfa dice que no —. Sonrió inocentemente.
—Lo que tú digas, alfa —. Sonrió burlón.
Ese día, pasaron la tarde en la habitación del hotel, viendo el atardecer desde su ventana, mientras tomaban un poco de vino y uvas. Pasaron la noche viendo un programa de televisión mexicano, el cual Harry entendía a la perfección y Louis no, pero recibía explicaciones del omega.
Se durmieron a eso de las once, cuando el omega cayó rendido luego de que Louis le ofreciera una mamada.
[...]
Los días en Cancún pasaron volando.
Desde desayunos en el restaurante del hotel, hasta en cualquiera de la playa, o comían en la playa mientras disfrutaban del delicioso clima. Hasta noches en antros con bebidas que nunca habían tomado, conociendo personas con las que solo Harry podía mantener una conversación normal. Algunas veces se encontraban con extranjeros, pero rara vez.
Y así, en un abrir y cerrar de ojos, estaban en su último día de vacaciones.
—No quiero irme, Louis —. Murmuró el omega.
Se encontraban en la playa, acostados sobre una manta, siendo tapados del sol por una sombrilla.
—Yo tampoco, omega —. Susurro, dándole un beso en la frente a Harry.
Se quedaron ahí viendo el atardecer, para luego nadar un poco. Se besaron un poco, también.
Esa misma noche, volvieron a hacerlo, momento en el cual Louis volvió a hacerle una marca temporal a Harry.
—¡Louis, esto no se quitará para mañana! ¡Ya estaba sanando! —murmuró el omega a la mañana siguiente que se había levantado para meterse a bañar.
—¡Pero tú dijiste que estaba bien! —respondió nervioso Louis.
—¡Pues no te tomes muy en serio lo que digo mientras me metes esa cosa que tienes entre las patas!
Salieron de la habitación del hotel alrededor de las cuatro de la mañana, su vuelo lo tenían a las seis.
—Perdón —. Murmuró bajito Louis, quien estaba detrás de Harry, esperando pacientemente a un taxi.
—Está bien, alfa, perdón yo por gritarte así. Yo te dije que lo hicieras, y de todas formas, es temporal, cosa que no debe de exaltar tanto a mi padre.
El taxi llegó para dirigirlos al aeropuerto.
Pasajeros del vuelo 3892 con destino a Ciudad de México, favor de comenzar a abordar.
Llegaron a Ciudad de México en lo que pareció menos de una hora, quizás fue un poco más.
Harry se estaba quedando dormido en el asiento mientras esperaban su vuelo.
Pasajeros del vuelo 1762 con destino a Londres, Inglaterra, favor de comenzar a abordar.
Louis llevaba a un Harry casi dormido pegado a su costado.
Apenas despegaron se quedaron dormidos.
[...]
Llegaron a Londres por la mañana. Directamente a casa de Louis.
—¡Louis! Ya estás aquí al fin —. Un Damon muy emocionado corrió a abrazar a Louis.
—Hola, mamá —. Correspondió al abrazo.
—Hola, Harry —le sonrió—. ¿Cómo les fue?
—Excelente —. Contestó Harry alegre.
—Me alegro mu… —dejó su oración en el aire cuando su mirada se posó en el cuello de Harry— ¿Qué carajos hicieron?
—¿Eh? —Louis tenía el ceño fruncido.
—Lo marcaste.
—¿Eh? ¡No! O sea ¡Si! Pero ¡No! Es temporal, no permanente —. Explicó Harry, rápidamente.
—Ah… ¡Ah! Tremendo susto me han metido ustedes, dios —. Damon se llevó una mano al pecho.
—Lo siento —. Murmuraron los dos al mismo tiempo.
Dejando atrás ese pequeño percance. Damon les tenía preparada la comida, comieron junto con las gemelas. Jonh no se apareció por la casa.
Cuando Damon y Louis se encontraban en la cocina lavando los trastes y acomodandolos, Louis aprovecho para preguntar.
—¿Dónde está Jonh?
Damon tardó unos minutos en contestar.
—Salió a hablar con la familia de Lily…
Louis sabía que aún tenía que arreglar esa mierda ¿No podría simplemente haberse quedado con Harry, lejos?
—¿Todavía me obligarán a hacerlo?
—Sabes que yo no quiero que lo hagas. Pero tu padre siempre consigue lo que quiere —. Hasta a mí, pensó amargamente.
—Pues está vez no será así —. Dijo firme.
—Sabes que intentaré hacer lo que sea que esté en mis manos, amor.
Louis asintió, abrazando a su madre y dándole un beso en la frente.
Tenía tanta mierda por arreglar.
»»»»»
les sere sincera, no se cuantos capitulos le faltan a esto, pero tengo una duda, ustedes sienten que va lento o aburrido? SEANME SINCERXS
espero que esté capítulo sea de su agrado, ya comenzará el caos otra vez.
por cierto, mexas están bien? por lo del temblor y eso; yo lo sentí poco, dónde vivo nunca tiembla y me dió miedito, espero que ustedes estén bien<3
blue, xx
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Lovesick || LS › Omegaverse
FanfictionLouis lo admitiría, cayó rendido a los pies de ese omega desde que se lo topo en la entrada de el salón de clases de la universidad, no podían culparlo, se la pusieron difícil, le fue imposible no caer ante esos ojos verdes y a su maravilloso aroma...