Te Necesito (#1) BORRADOR

32. Hilary

Narra Rose

6 de Febrero, 2018.

Dos semanas.

Ese tiempo es el que había pasado desde el funeral de Olivia. No ha sido fácil para nadie y mucho menos para su familia; así también para Austin y su pequeña.

Recordar ese día, duele de una manera horrible, pensar que ya no la veré nunca más, hace que me den unas enormes ganas de llorar. Creo que ni yo podría explicar como fue que nuestra amistad se hizo tan fuerte a pesar del poco tiempo.

Olivia era una chica increíble, ella podía hacer que el peor día de tu vida, pasara a ser el mejor.

Voy a extrañar nuestras llamadas de cada día, nuestras salidas de compras y obviamente mis visitas para solo comer ese pollo graso que tanto nos gustaba.

Ella sin saber ha sido una de las personas más importantes en la vida de mi hijo. Fue difícil explicarle que su tía Olivia ya no estaría con nosotros, pero que desde el cielo nos cuidaría.

Sé que le costó mucho entender, después de todo es solo un niño, pero no hizo más preguntas y solo me abrazó muy fuerte. Quiero pensar que mi hijo de alguna forma sintió que mentalmente no me encontraba bien y mucho menos las personas a nuestro alrededor.

—¿Vive aquí? —pregunto.

Amos me observa por unos segundos y finalmente asiente muy despacio.

—Sí, tesoro. Me dijo que se encontraba aquí.

Hoy habíamos venido a visitar a Austin y la pequeña Hilary. Me alegraba decir que no era nuestra primera visita y que incluso había cuidado de la pequeña en algunas ocasiones.

Austin necesitaba ayuda y nosotros estábamos dispuestos a ayudarle en todo lo que fuera posible.

—Es mejor que toques —indico.

Amos toca el timbre y a los segundos la puerta es abierta por un Austin algo apresurado. Me da un poco de ternura el verlo con una pequeña manta en sus manos, seguro es de Hilary.

—Buenos días. —Sonríe. Tiene unas ojeras muy notables, que me hacen imaginar lo pesado que está siendo para él— Pasen, no se queden afuera.

Ambos pasamos y me acerco hasta poder abrazarlo. Incluso Austin huele a bebé.

—Hueles a bebé —le digo riendo.

—Tengo una pequeña bebé que se está acostumbrando a los brazos. Creo que toda mi ropa está impregnada con su olor, aunque no me quejo. —Se encoge de hombros.

—¿Dónde está? —pregunto, miro a mi alrededor pero no encuentro su mecedora.

—Se acaba de quedar dormida, hoy ha estado algo inquieta. Ya sabes, él doctor dijo que era normal, ya que es por el apego a su madre —explica.

Asiento comprendiendo. Hay días donde Hilary siente la ausencia de Olivia y eso es inquietante.

—Estoy seguro que podrás con esto, hermano. Esa pequeña lindura tiene una familia que estará para ella en todo momento —Amos habla mientras todos tomamos asiento en el sofá.

—Lo sé, solo que aún es difícil de procesar. —Suspira.

—¿Cómo vas en tu primer día totalmente solo con tu hija? —intento cambiar de tema.

Creo que funciona, porque su sonrisa no se hace esperar.

—Mucho mejor de lo que esperaba. Mi pequeña es tranquila la mayoría del tiempo, me hace retractarme a lo que muchas veces pensé como sería —ríe.