Los hombres de El valle 1 - El abogado y el ranchero (Jeongcheol) [+18]

Capítulo 1 - Seunghcheol

Con el coche aparcado en el único hueco que había encontrado cerca del destartalado restaurante, observé a mi alrededor lo prometía El Valle. Los tractores paseaban como en la ciudad podías observar descapotables, los ciclistas saludaban al pasar después de un largo camino de ruta y los habitantes andaban con una tranquilidad sorprendente. Cada dos pasos había una tienda de granjas y ranchos donde vendían desde pienso hasta piezas de maquinaria útil para el campo. De camino había pasado por el único taller de la ciudad que arreglaba desde coches hasta lavadoras sin mucho problema. Más allá de dos tiendas de ropa, una de alimentación completa, la carnicería, la pescadería, la frutería, una panadería que hacía las veces de cafetería y de librería y un pub a las afueras, no había muchos comercios abiertos.

Apoyé la cabeza en el volante intentando conseguir la fuerza para salir del coche y encontrarme con el hombre que me iba a acoger durante un mes. ¿En qué estaba pensando su hermano? Tras conseguir el apoyo de los médicos que solo querían verle mejorar, no pudo tener visitas durante los tres días que duró su estancia. Una vez dada el alta, su hermano lo llevó hasta su casa para que descansara un poco anunciando que a la mañana siguiente tendría que emprender un viaje en coche de cinco horas. Al parecer, mi doctora estaba convencida de que era posible sin peligro pese al cansancio físico y mental que tenía.

Sin embargo ¿Cómo no iba a seguir su plan si se había encargado de todo y no tendría que tomar más decisiones? Había hecho mis maletas con lo que él consideraba necesario para mi destino, había llamado a su amigo para que me dejase una habitación en su rancho, se había disculpado ante mi prometida y su familia asegurándoles que había tenido que irme de retiro espiritual, había comprado un teléfono con número nuevo para que nadie pudiese acceder a mí y había exigido en el bufete que me dieran el mes que me merecía por los años trabajando sin vacaciones. No tuve que afrontar la decepción de nadie y huir acabó siendo más fácil de lo que pensé.

Como si hubiese sido invocado, sonó el tono de llamada que le había puesto a Joshua:

— ¿De verdad tengo que hacer esto? —Me quejé, aunque la falta de comercios y el estado de pueblo no eran lo que me amedrentaba.

— Venga, Seungcheol, no llevas ni veinte minutos, dale una oportunidad.

— Tienes suerte de que me fie de ti —Le recriminé, pero ¿Cómo no iba a hacerlo si había dado su vida por mí, dedicándose a cuidarme desde los dieciocho cuando podría haber estado de fiesta y conociendo gente?—. ¿Sabes la cantidad de bichos que hay?

— Seungcheol —Oí que suspiraba y sabía que saldría el padre en él, ese que veía más allá de mis mentiras—. Sé que es un gran cambio, que sientes que vas a decepcionar a todo el mundo, pero recuerda lo que hablamos. Aquí solo importas tú y, en segunda instancia yo, ¿Y qué digo siempre?

— Que estás orgulloso de mi —Dije bajando la voz, sabiendo que tenía razón, pero sin querer admitirlo.

— Además, hay de todo lo necesario. Tienes una clínica a muy pocos minutos del rancho y en caso de emergencias graves, siempre hay disponible un helicóptero que acorta la hora de distancia del hospital a unos pocos minutos —Y ahí atacaba de nuevo el padre, sabiendo exactamente cuáles eran mis preocupaciones.

— Recuérdame cómo conociste este sitio —Pregunté cambiando de tema. No quería seguir sintiéndome tan vulnerable.

— Cuando papá y yo nos peleamos, acabé allí durante un mes —Su voz se apagó, seguramente recordando la noche en la que sus planes se acabaron por la llamada de un policía anunciando que había habido un accidente. Papá y mamá no pudieron llegar al hospital, murieron en el lugar, mientras que yo tuve varias operaciones hasta que logré seguir viviendo—. Me acogieron en seguida y fue reparador. Nunca pensé que necesitaba tanto escapar como cuando llegué allí —Antes de que tuviese que ocuparse de mi...—. Quiero que también tengas ese escape.