Capítulo 7 - Seungcheol

362 51 12
                                    

            Woozi y Seungkwan me observaban expectantes desde mi cama. Tras la comida mis amigos decidieron que era hora de que les enseñase mis compras compulsivas. Según el cocinero, teníamos que pensar en lo divinos que íbamos a ir y para ello debíamos ir practicando con aquellas cosas que eran discretas como podía serlo el contenido de mi bolsa. Woozi, para esta etapa, había vuelto a robarme una camiseta para seguir usando debajo su pijama de dragones de cuerpo entero. Para que coincidiese, había buscado una de Juego de tronos.

— ¿Qué vamos a cenar hoy? —Le pregunté para tratar de desviar la atención.

— Barbacoa. Cocina Jun —Me dijo cortando rápido mi intento de cambiar la conversación—. No vas a escaquearte. Arreando que es gerundio. Saca tus secretos que las guardemos como dios manda y no en esa triste bolsa.

Suspiré y miré el nudo que le había hecho para no ver su contenido. Era ahora o nunca. Tenía la misión de conocerme a mí mismo, de saber quien era. Chan quería que buscase algo que supiese que iba ser mío y no algo que entrase en el molde que había creado para convivir con los demás. Aquello era la respuesta, estaba seguro de ello. No era hombre de boxers, lo sabía, y aunque no había hecho nada con la información, mis compras demostraban mis deseos más profundos. Era la voz de mi tío la que hacía que me avergonzase, no yo. No pensaba que mis amigos fuesen bichos raros ¿Por qué iba a serlo yo? Además, la única persona cuya opinión importaba le había hecho la maleta con aquellas prendas. Era toda la aprobación que necesitaba.

—Nunca me las he puesto. Ni siquiera las he probado —Murmuré sintiéndome ridículo por no haberlo intentado nunca.

Vacié el contenido a los pies de la cama que estaba libre. Grandes cantidades de encaje quedó enredada entre crop tops, rejillas y pantalones que no dejaban mucho a la imaginación. Seungkwan soltó un "Oh my god" digno de Janice, el personaje de Friends de voz chillona y levantó con las dos manos uno de mis favoritos: un tanga de hilo blanco con el frente lleno de flores de encaje.

—Esto tienes que ponértelo para el paseo con Jeonghan de esta noche —Dijo Woozi con una sonrisa maliciosa.

— Y se suponía que tú eras el tímido callado —Me quejé—. ¿Por qué os lo he tenido que contar?

Mientras trabajábamos le dije a Woozi lo que había ocurrido la noche anterior y lo frustrado que estaba porque no había pasado nada en mi habitación. Seungkwan se había enterado poco después de llegar a mi cuarto y no paraba de suspirar de lo bonito que era que me quisiese mimar. Él era el fuerte defensor de que Jeonghan debía demostrar que podía cuidar de mí. Ahora los dos no paraban de comentar cada vez que había una oportunidad. Sin embargo, no pensaba de verdad que contarlo hubiese sido mala idea. Adoraba tener su apoyo y lo volvía todo más real.

— Porque nos adoras y quieres que vivamos un romance a tu costa —Concluyó Seungkwan levantando un body de encaje que me había llegado justo antes de mi boda fallida—. Madre mía, cariño, esto es fabuloso. Necesito el nombre de tu tienda.

Descubrir que Seungkwan también tenía un fetiche con la lencería y el encaje había sido un gran alivio. Podía compartirlo con él de forma que la vergüenza que sentía disminuyese. No había miedos con ellos. Éramos tres amigos explorando, ninguno juzgaba. Siguieron comentando mi buen gusto con cada prenda hasta que no quedó ninguna. El peso que había sentido durante años había desaparecido un poco. Me hicieron probarme un conjunto de pijama lavanda y aplaudieron con cada giro que daba para enseñarles como caía el lencero por mi cuerpo, amoldándose a la perfección. El tanga de encaje se sentía de maravilla sobre mi piel y supo en aquel momento, de la misma forma que sabía que me llamaba Seungcheol, que tenía un fetiche con la lencería y el encaje.

Los hombres de El valle 1 - El abogado y el ranchero (Jeongcheol) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora