Capítulo 12 - Jeonghan

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Me froté los ojos cansados, pero sonreí orgulloso. Había logrado acabar con el papeleo sin ayuda y antes de la cena. Desde la ventana podía ver a Seungkwan movilizando a Jun y Mingyu para que montasen la mesa grande en el patio. Era divertido escuchar las bromas que tanto irritaban al cocinero, provocándole. A partir de ahora, los fines de semana tendrían más personal, aquel que contrataban en la temporada alta y tenían que buscar espacio para alimentarlos a todos. La solución había sido comprar un par de patas y unas tablas que pudiésemos desmontar cuando quisiésemos. El sol brillaba con fuerza en el cielo, aunque el frío le había hecho ponerse una camisa de franela sobre la manga corta. El otoño llegaría en unos días, pero no quería pensar en ello porque significaba que septiembre habría terminado y Seungcheol volvería a su hogar. No importaba, harían que fuese posible pese a la distancia. Estaba seguro de ello. Además, Joshua vendría a casa y lo traería con él, volverían a verse pronto.

Dejé a un lado mis pensamientos para centrarme en mi siguiente tarea buscar materiales, abonos y semillas. Habíamos comenzado las ampliaciones del huerto. Seungkwan había escuchado que era beneficioso para las personas sentirse autosuficientes y producir sus propios vegetales lo harían. Yo también había estudiado sobre ello, pero hasta ahora no había tenido el tiempo para plantear un proyecto más amplio que un par de maceteros. Al terminar, seguí mi rutina habitual. Entré en las páginas de ayuda a desaparecidos sin resultado. Nadie había pedido que encontrasen a Woozi. Era desconsolador pensar que nadie lo buscaba. No tenían un nombre, ni un origen, ni un apellido. Solo le quedaban recuerdos distantes de una infancia en el mar.

Suspiré asumiendo que no iba a lograr mucho más por hoy, pero no desistiría. Lograría encontrar quién era, aunque nadie no esperase en casa, seguramente alguien supiese sobre él. Seungcheol tocó el marco de la puerta para llamar la atención haciéndome sonreír. Le abrí los brazos inmediatamente a lo que respondió sentándose en mi regazo para abrazarme y darme un beso.

— Hola, precioso ¿Lo has pasado bien con Seungkwan y Seokmin?

Tras su sesión con Chan y la comida, Seungkwan y él habían ido al pueblo a dar una vuelta. Querían quedar con Seokmin para tomar un café. Al parecer, sin que me enterase, el chico le había dado su número a Seungcheol y estaban entablando una dulce amistad. El trío inseparable había tenido que dejar a su tercer miembro estudiando, aunque Seungkwan trató de llevarle por el mal camino, se ganó una de las miradas de Julia que hizo que se callase.

— Sí —Un monosílabo... Sospechoso—. Mmm... —Antes de que pudiese añadir nada más, miró la pantalla de mi ordenador. Era inteligente, no hizo falta que le contase lo que ocurría para comprenderlo—. ¿Están buscando a Woozi? —Negué con la cabeza ganándome una mirada cargada de tristeza—. ¿Has probado a escribir un anuncio tú? A lo mejor su familia ha muerto, pero puede que alguien sepa sobre él. Sé que no es la función principal de estas páginas, pero si les escribes...

— Eres un genio, precioso —Le contesté besándole con pasión, maravillado porque había sido capaz de ver el problema desde otra perspectiva—. Buen chico, hoy te estás ganando todas las recompensas. Has cumplido tu castigo, has pedido permiso antes de irte, me has dejado elegir tu ropa, me has avisado de cuando llegabas y volvías, no te has perdido la sesión con Chan, acabas de ayudarme con Woozi... —Por cada hecho, le daba un beso, ganándome su risa, aunque no dejaba escapar que me había esquivado cuando le había preguntado esa mañana.

Antes de que pudiese llevarlo más lejos, su teléfono sonó. El trabajo le necesitaba. Le indicó a Seungcheol que siguiese en su regazo y se pusiese cómodo mientras hablaba.

—Rancho El Valle para la recuperación ¿En qué puedo ayudarle?

—Hola, ¿Hablo con Jeon Jeonghan? —Preguntó una voz apagada al otro lado del teléfono, la tristeza y el cansancio empañando cada una de sus palabras. A lo lejos un niño comenzó a llorar—. Perdone, un segundo —Dejó el teléfono en alguna superficie y le escuchó en la lejanía calmar a un bebé «Shh... Cariño, papá está aquí, no pasa nada. Vamos a cambiarte y ya verás como todo está mejor limpio». Jeonghan sonrió ante la ternura del hombre con su hijo—. Lo siento, gajes de ser padre.

Los hombres de El valle 1 - El abogado y el ranchero (Jeongcheol) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora