XIX. There's nothing wrong with you. You're perfect, you're good.

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XIX. There's nothing wrong with you. You're perfect, you're good.

No quieres hacerme daño, pero mira que tan profunda la herida es.


A cada pisada que daban en su dirección, Obi-Wan se perdía en algún lugar lejano, más allá del presente, del calor que transmitían los dedos de Ahsoka alrededor de su mano, de su mirada, de su presencia. El retumbar que percibía a través de la Fuerza eclipsaba por completo el resto de Firmas del Templo Jedi, y la realidad palidecía frente a su magnitud. Cada eco era atronador y su instinto más bajo, ciertamente humano, le advertía que debía correr en dirección contraria; murmullos arremolinándose a su alrededor, zozobrando como si fuera un pequeño animal adentrándose entre las fauces de un lobo.

Cada paso atraía un golpe hacia sus escudos, estocadas que planeaban inmiscuirse entre las hendiduras que la distancia había mantenido a salvo. En esos momentos no era nada más que un simple Omega a merced de los deseos y las demandas de su Alfa. Ahora que Anakin había vuelto no tenía la defensa suficiente como para poder refugiarse de él, por lo que podía volver a romper sus murallas y consumir toda su psique a su voluntad. Ahora que la distancia no lo protegía, ¿Qué podría hacer Obi-Wan?

Él relamió sus labios con anticipación, como si hubiera tragado arena. La vista del transitado hangar del Templo se volvía más cercana, pero la realidad comenzaba a tornarse más confusa, extraña, nebulosa; manchas irreconocibles que se movían de un segundo a otro de forma inconexa. Lo único que podía escuchar en esos momentos era el sonido de su corazón martilleando en su pecho y un irritable pitido constante que atacaba sus tímpanos.

──Maestro, ¡estamos llegando! ¡iré a buscar al Maestro Plo!

Quería detenerse para poder respirar y poder hablar, hacer algo al respecto, pero no podía. ¿Por qué no podía controlar su propio cuerpo? ¿Dónde estaba? ¿Por qué él no podía hacer... nada? Necesitaba tiempo. Necesitaba parar. Que Ahsoka dejara de arrastrarlo hacia Anakin, porque su vínculo estaba siendo azotado y avasallado con la ira que había estado esperado desde hace meses. Diferentes astillas de dolor se clavaron en su cabeza, crujiendo entre la maraña de ideas y pensamientos que no eran los suyos; sentimientos y emociones ajenos que no tenían otro objetivo más que producirle dolor. Anakin estaba diciendo: estoy aquí. Después de tanto. Este es el precio que tienes que pagar por hacernos esto, a los dos. Esto es lo que te mereces, Obi-Wan.

Obi-Wan sintió como un temblor se apoderó de su cuerpo e intentó volver al presente cuando se dio cuenta del lugar en el que estaba. Ahsoka había desaparecido de repente, y él estaba solo en medio de todo aquel barullo. Miró a su alrededor buscando a la cachorra: pudo encontrarla en la lejanía con Plo Koon conversando animadamente. Sin embargo, una Fuerza lo hizo girar un poco más a la derecha de la ubicación de Ahsoka, y entre las figuras de los soldados clon, lo vio.

Grab your wrist | AnaobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora