¡NO!-gritó Myo mientras abría los ojos y se incorporaba de golpe.
El reloj de pared marcaba las siete menos veinte de la mañana. Apenas podía vislumbrarlo, le había costado horrores enfocar la vista. Veía borroso, estaba dolorido, cansado, con un tremendo dolor de cabeza y con mucho calor. El sudor recorría su esbelto cuerpo. Estaba en ropa interior. El tremendo calor que estaba pasando le habría hecho quitarse la ropa entre sus delirios nocturnos. Empezó a reconstruir los hechos. Recordó claramente cómo había puesto fin a la vida del monstruo que lo intentó violar. Lo demás comenzó a emborronarse. Se tiró al suelo y empezó a pensar en muchas cosas a la vez, le subió la fiebre, sus lágrimas se mezclaron con sudor y la extenuación acabó por sumirlo en un sueño intranquilo, lleno de pesadillas, despertares intermitentes e inquietud general. Realmente tenía mucho calor. El sudor que bañaba su plano pero poco musculado abdomen había hecho que todo el semen que tenía por encima no se resecara. Estaba pringoso, húmedo y caliente por todas partes. El olor del semen se mezcló con el del sudor a lo largo de la noche. Se hallaba embriagado en su propia aura soporífera. Se levantó, sintiendo unas fuertes agujetas en todo el cuerpo, en adición con los dolores posturales de haber dormido en el suelo. Rápidamente metió toda su ropa en la lavadora. Se quitó los castigados y empapados bóxers y los añadió también al tambor de la máquina. Puso a lavar todo lo que llevaba puesto el día anterior, activando la opción de secado posterior. Acto seguido, se fue a la ducha, todo ello de manera mecánica, como si fuera un autómata sin juicio. El agua fría arrastró toda la suciedad de su cuerpo mientras rebajaba su excesivo calor corporal. Mientras pensaba en todo lo que había pasado en las últimas horas, se enjabonaba el cuerpo. ¿Por qué se estaba duchando? ¿Qué sentido tenía lo que hacía? ¿Por qué sucedía todo? El joven estaba perdido. Su mente sólo procesaba dos ideas: contactar con sus padres y rodearse de sus amigos. Haría mecánicamente todo cuanto fuese necesario para lograr tales propósitos, y lo primero era quitarse la fluida y cálida película que envolvía su castigado cuerpo. Salió de la ducha sin secarse lo más mínimo y caminó por su casa con todo el cuerpo mojado y desnudo. La ropa estaría lista en pocos minutos. Tenía que desayunar, pero no tenía hambre. Decidió saltarse cualquier actividad que implicase introducir materia en su ya de por sí revuelto estómago. Mientras se secaba al aire, esperaba con paciencia a que la máquina terminase su tarea. Entró, impaciente, a su cuarto, donde abrió su armario y sacó unos bóxers amarillos de un cajón que no tardó en ponerse. No quería cambiarse de ropa ese día. Quería llevar la misma ropa con la que estuvo a punto de morir, esta vez limpia y libre de impurezas. Se dejó caer en la cama, mojando el edredón con su todavía húmedo cuerpo. Mientras pensaba en el hijo de Mikoto y en la propia Mikoto, a quien había asesinado, oyó el pitido de la lavadora-secadora. Sacó la ropa y se la puso. Mientras se ataba la bufanda, sonó su móvil. Lo cogió y casi lloró de la emoción al escuchar la voz de su madre.
Myo, hijo mío... ¿estás bien?-preguntó una dulce voz de mujer.
¡Mamá!-exclamó Myo sin apenas poder retener las ganas de llorar de miedo, impotencia, inseguridad y debilidad.
Hijo, sólo quiero decirte que espero que estés cuidándote, dando lo mejor de ti y esperándonos tanto como nosotros esperamos verte a ti.-dijo la mujer-Apenas tenemos tiempo...tu padre quiere ponerse.
¡Myo!-se oyó una voz masculina muy animosa y algo grave-¡Seguro que has crecido! ¡Ya estarás más cerca de ser un hombre hecho y derecho!
Padre...-Myo estaba llorando a lágrima viva en el más absoluto de los silencios-...yo...os quiero mucho. Gracias por llamar. ¿De verdad que no podemos hablar?
La línea se va a cortar en breve.-se lamentó su padre-Nos encantaría. ¡Tu madre te manda muchos besos! ¡Cuídate, hijo! ¡Preséntanos a la madre de nuestros nietos cuando volvamos! ¡JAJAJA!
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Triple S -SSS- [Yaoi / BL / Gay]
FantasyTokyo. Siglo XXI. Están ocurriendo algunos sucesos extraños en la ciudad. ¿Por qué algunas mujeres caen víctimas de horribles mutaciones que las convierten en monstruos deseosos de forzar y asesinar a hombres? El miedo se apodera tanto de ellos como...