Michelle amaneció como si tuviera la ligereza de una pluma. Había llegado algo tarde a casa, pues había estado la noche anterior estudiando con Myo.
Así que la ley de Hess permite combinar cada una de las etapas para obtener la reacción total en un paso y con eso calculamos la dichosa entalpía...-murmuró mientras se rascaba la cabeza por detrás tras apagar el despertador.
Se levantó de la cama. Contempló durante unos segundos una foto que tenía al lado de la cama en la que salían sus padres con él en medio.
Papá, mamá...-Michelle se entristeció un poco.
Sus padres habían sufrido un accidente de carretera y se encontraban ingresados en el hospital. Les costaría mucho recuperarse completamente. Ese día le tocaba ir a verlos, por lo que pronto se le pasó el pequeño arrebato de tristeza. Se sentía en una nube de algodón, en un trono en medio del paraíso. Había logrado superar sus dudas de clase gracias a Myo, había hecho un entrenamiento genial la tarde anterior y, lo más importante de todo...se había coronado en la gloria con ese momento de sexo oral tan intenso con su amigo. Aún recordaba cada segundo, cada caricia, cada intercambio de calor, cada intercambio de fluidos, cada lengüetazo, cada sabor, cada movimiento. Empezó a sentirse apretado. Miró hacia abajo. El recuerdo de su encuentro con Myo le estaba causando una buena erección.
Bueno...-dijo Michelle para sí mientras iba a hacerse el desayuno-...dicen que hay que empezar el día con alegría.
Introdujo una taza de medio litro llena de leche en el microondas, dejó un plátano encima de la mesa de la cocina y volvió a su cuarto. Se tumbó en la cama y se quitó lo único que llevaba, la ropa interior.
Myo...-dijo mientras empezaba a tocarse el pene para aumentar su erección.
Separó las piernas, alargó el brazo con el que no se estaba masturbando y apoyó la cabeza en la almohada para ponerse lo más cómodo posible. Se retiró el prepucio con un rápido y hábil movimiento. Comenzó a masajearse y a pensar en lo sucedido ayer. Además, en su mente se dibujaba la imagen de Myo y él sentados juntos en una mesa con los libros abiertos. Le inspiraba una gran ternura. En cuestión de décimas de segundo, su pene quedó duro como una piedra. Sin darse tregua, se lo agarró bien fuerte y comenzó a masturbarse a un ritmo frenético. Pronto empezó a agitarse, a arquear las piernas y a convulsionarse. El éxtasis de su fantasía lo invadía. Mientras casi quemaba su robusto y enorme pene, el microondas pitó. Justo en ese instante, el chico vio que se había puesto perdido. El chorro de semen le había llegado casi hasta el cuello. Se levantó con una sonrisa, fue a lavarse las manos y se tomó el vaso de leche tras añadirle generosas cantidades de cacao en polvo. Después se dio una ducha, se vistió, hizo la cama, agarró su cartera, con otra mano cogió el plátano que había dejado antes en la mesa y salió de casa, cerrando la puerta con llave, tras lo que devoró el plátano en dos bocados, tiró la piel al cubo de basura y comenzó a caminar a paso firme hacia el instituto.
Cuando había avanzado dos manzanas, algo tiró de él hacia un callejón sombrío y lleno de contenedores.
¿Qué demonios...-preguntó mientras se sacudía a quien lo estuviera agarrando.
La fuerza de Michelle era demasiada para cualquier transeúnte promedio que quisiera forcejear con él.
¡Ayúdame!-le dijo la persona que lo había agarrado.
Vestía de blanco completamente. Tenía el cabello de color castaño claro recogido en dos coletas dobladas sobre sí mismas haciendo la forma de gotas de agua. Sus ojos eran del color del café. Los símbolos rojos de su indumentaria delataban que era una enfermera.
¡Ven, por favor!-le suplicó a Michelle-¡Un paciente se ha caído de la ambulancia y ha rodado hasta esa esquina!-señaló a la negrura del fondo del callejón-¡Pesa mucho, no puedo levantarlo y la ambulancia no puede aparcar en esta manzana!
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Triple S -SSS- [Yaoi / BL / Gay]
FantasyTokyo. Siglo XXI. Están ocurriendo algunos sucesos extraños en la ciudad. ¿Por qué algunas mujeres caen víctimas de horribles mutaciones que las convierten en monstruos deseosos de forzar y asesinar a hombres? El miedo se apodera tanto de ellos como...