Myo había logrado dormir mejor aquella noche. Lo había hecho en su cama, con tranquilidad, en un horario normal y con menos pesadillas, aunque aún bastante revuelto e intranquilo. Al levantarse, lo primero que se dibujó en su mente al oír el despertador fue la imagen de su mano expulsando una pequeña corriente de viento. La tarde anterior se había corroborado a sí mismo que su poder permanecía. Mientras esperaba el sonido del tostador y el pitido del microondas para poder desayunar, hacía la cama. Acto seguido, se paró en seco antes de sacar su ropa del armario. Pensó de nuevo en el tema de su poder. Cerró la mano derecha fuertemente y la volvió a abrir. La daga no apareció, por mucho que hubiese pensado en el aspecto de la misma. Decidió no darle más vueltas por el momento y se tomó el desayuno. Había recuperado el apetito, y eso era bueno. Una vez hubo terminado de desayunar, asearse y prepararse, cogió la cartera y echó a andar a buen ritmo hacia el instituto. Quería contarles a sus amigos lo que había pasado con su mano la tarde anterior. Aceleró el paso a fin de llegar cuanto antes a su destino. Personas y grupos de personas de lo más heterogéneo surcaban las calles de Tokyo: era hora punta de desplazamientos.
Cuando por fin llegó al instituto, se dirigió al vestuario. Dentro estaban varios compañeros de su clase, algunos de las clases adyacentes y, en el fondo, en una esquina, distinguió a un pensativo Priscille.
¡Priscille!-exclamó Myo sonriendo mientras se acercaba a él-¡Buenos días!
Priscille estaba en ropa interior, supuestamente poniéndose el uniforme, pero sentado en un banco, con una pierna cruzada sobre la otra y un libro muy grueso apoyado.
¡Buenos días, Myo!-respondió Priscille mientras se ajustaba las gafas y se apartaba la melena para vislumbrar bien a su amigo-¿Estás mejor?
Mucho mejor.-respondió el chico de ojos amarillos-Sigo muy nervioso e intranquilo, pero esta noche he podido dormir un mínimo y esta mañana he desayunado.
Me alegro mucho, de verdad.-Priscille asintió con una candorosa sonrisa-Creo que tendría que vestirme...
Sí, no es habitual leer en calzoncillos en el vestuario. -Myo le sacó la lengua a su amigo mientras se quitaba su ropa de calle.
Priscille se puso en pie y se miró. Sólo llevaba los calcetines y unos bóxers algo anchos de color blanco con líneas rosas. Comenzó a ponerse el uniforme con mucho ánimo.
Me he quedado encantado esta mañana con este libro.-explicó el estudioso chico-Lo he encontrado en la estantería de mi madre. Me encantan los temarios de estructuras...
No tienes remedio.-dijo Myo mientras se anudaba la corbata-¿Cuánto llevas leído?
Hasta la página por la que está abierto.-respondió su amigo mientras se abrochaba la camisa.
Myo observó que llevaba más de la mitad del libro leído.
¿Y lo has empezado esta mañana?-preguntó Myo.
Sí...-respondió Priscille sonriente-¡es apasionante!
Yo no sería capaz de entender ni los títulos de los temas, supongo...-dijo Myo-...pero me alegro de que te guste.
¡NO!-oyeron detrás de ellos-¿Ya leyendo de buena mañana? ¿Y en el vestuario? ¿No te puedes esperar?
Podría decir lo mismo de ti y las bandas de no quiero ni imaginarme cuántos kilogramos que llevas en los tobillos y en las muñecas.-respondió Priscille, quien no había tardado en reconocer la voz de Michelle.
Buenos días a todos...-Alice apareció detrás de la ancha espalda de Michelle. Habían llegado juntos.
¿Qué hay?-preguntó Michelle mientras se quitaba las pesas de encima de los botines-¿Alguien a quien partirle las piernas, Myo?
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Triple S -SSS- [Yaoi / BL / Gay]
FantasyTokyo. Siglo XXI. Están ocurriendo algunos sucesos extraños en la ciudad. ¿Por qué algunas mujeres caen víctimas de horribles mutaciones que las convierten en monstruos deseosos de forzar y asesinar a hombres? El miedo se apodera tanto de ellos como...