Nuestro ser Mercurial [Bellamione]

Capítulo 24

Habían pasado años desde su última caminata por el Bosque Prohibido. La boca de Hermione se estremeció cuando se dio cuenta de que su propósito para entrar en el bosque ese tiempo también era salvar a Sirio. Sostuvo su varita perezosamente a su lado, y sonrió en secreto hacia sí misma mientras sentía la varita de Harry en su manga izquierda. Lo había cortado discretamente desde el escritorio de Umbridge antes de que salieran de la oficina.

A diferencia de la última vez, Harry estaba al alcance de una mujer robusta que se parecía mucho a un sapo. Umbridge mantuvo una mano anudada en las túnicas entre los omóplatos de Harry. Su otra blandió su varita mientras se reía de lo mucho que iba a disfrutar del juicio y la inevitable convicción de Dumbledore.

"¡Y luego ese traidor sucio y amoroso de la mitad de labrería puede pasar el resto de sus días pudiéndose en la celda más húmeda de Azkaban!"

Hermione puso los ojos en blanco a espaldas de Umbridge, pero mantuvo su tono alegre. "Creo que debe estar un poco más adelante, los escuché decir 'profundizando el bosque', pero no puede ser demasiado más profundo. Seguramente Dumbledore no se arriesgaría a que sus estudiantes se adieran tan profundamente en el bosque".

"Por el contrario, señorita Malfoy, creo que Dumbledore no tiene reparos en arriesgar a sus estudiantes. Verás, la gente como él no tiene en cuenta la santidad del Mundo Mágico. Si fuera por él, todos nos ensiéramos locos con las bestias del bosque".

Oyó un chasquido de ramita en el maleza, y una sonrisa se extendió por su cara.

"¿Certamente no pueden ser tan malos, jefa?" preguntó, viendo cómo algo oscuro se movía entre los árboles.

Umbridge dio una pfff alta y femenina "De hecho, pueden. El medio hermano es incapaz de tener un razonamiento o conocimiento humano básico. Cuando el Ministerio controle Hogwarts por completo, tengo la intención de supervisar personalmente la purificación de este miserable bosque".

Harry dio un pequeño imbécil, indignación ardiendo en sus ojos. Sus ojos se deslizaron hacia los de Hermione, y ella luchó contra el impulso de guiñar un ojo.

"¿Purificación?" Preguntó Hermione, una alegría cruel que se levantaba en ella. Podía ver las sombras moviéndose entre los árboles, y reconocía las siluetas fácilmente.

"Oh, sí. No debería haber bosques "prohibidos" en los terrenos de la escuela. Una vez que eliminemos a los peligrosos monstruos, podremos mantener en el lugar animales adecuados y apropiados para los niños. ¿Te gustaría hacer senderismo entre unicornios y hacer un picnic con las hadas, señorita Malfoy?

Mordiéndose el labio para evitar sonrir, Hermione preguntó con cuidado: "¿Pero qué pasa con los centauros? ¿No les molestará que el orden de su bosque se haya corrompido?"

Umbridge resopló: "¿Su bosque? Querida chica, el bosque no es suyo. Por definición, un ser no humano no puede poseer tierras. ¡La idea misma! Esta tierra es parte de la escuela, y pronto será parte del Ministerio..."

"Creo que no", dijo una voz áspera.

Un centauro muy musculoso salió de los árboles, su cara enfurecida. Tenía un cuerpo rugiente, pelo pálido y gris y pezuñas muy grandes. Su cola se agitaba enfadado.

Umbridge retrocedía, casi perdiendo el control de Harry. "¡Soy Dolores Umbridge, subsecretaria sénior del Ministro de Magia y jefa de Hogwarts! Te ordeno que os aclaren a todos vosotros!"

Hermione señaló con interés que docenas de centaurios habían aparecido detrás del primero, sus ojos brillaban a la luz pálido. Encubiertamente, deslizó la varita por la manga.

"No respondemos al Ministerio, ni respondemos a una falsa directora".

Las palabras estaban engañosamente tranquilas, pero el centauro dio un paso adelante. "Toma los potros y vete".