Capítulo 8 - Enamorado de su olor

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Enamorado de su olor


Una pala, ese sería su instrumento de trabajo de ahora en adelante. El castigo consistía en limpiar los camiones y jaulas de los animales, que suerte que al menos le dieron una pala.

— Tendrás que limpiar el estiércol y limpiar básicamente todo en esta área ¿entiendes? — señaló así el camión que por fuera era blanco, pero por dentro estaba lleno de una oscuridad absoluta.

—Sí señor.

—Y no me digas señor, no estoy tan viejo — El señor escupió al lado. Wen Zhuliu el primo cascarrabias de Wen Ning sería ahora su jefe.


El olor era horrible, todo estaba lleno de suciedad en el área. Pero lo prefería, anoche mientras lloraba pedía en su corazón que cualquiera que fuese el castigo no implicara a los perros. Al menos sus suplicas fueron escuchadas.

Esa misma mañana Lan Zhan le dijo en donde debía estar. No desayunaron juntos como los días anteriores, apenas si le dirigió 6 palabras. Sin contar que evitó verlo a los ojos en todo momento.

Wei Ying siempre pensó bien de sí mismo como cualquier persona, pero viendo su perspectiva actual ya no opinaba lo mismo. Dejó que personas con poder lo destruyeran, desde arrendadores, cobradores, prestamistas, El señor Jiang, Su madrastra, y ahora Lan Zhan. No era justo, ardía en su estómago el deseo de vomitar, de rasgarse los ojos, el cuerpo entero y no saber más. Siempre creyó que era una persona fuerte pero realmente no lo era. El señor Jiang tenía razón al decir que su llegada a este mundo era sin un propósito, sin utilidad alguna le había dicho tantas cosas horribles en el poco tiempo que tuvo antes de la boda. Sus ojos se aguaron queriendo llenarse de lágrimas. Tiró a un lado con rabia la pala asquerosa, sentía tanta impotencia emocional.

— Sabía que no podrías.

— Lan Zhan.

— No estás hecho para algo como esto.

— Si lo sabes ¿Por qué elegiste este castigo?

— No hablo de limpiar estiércol, hablo de la vida en el circo. Es momento de que te vayas.

— ¿Irme?

— Sí Wei Ying, compraré un boleto para ti solo dime a donde quieres ir. También te daré el dinero suficiente para que puedas vivir bien unos meses o al menos hasta que encuentres un trabajo.

— ¿Ahora eres benevolente? — Lan Zhan no respondió — ¿Quieres que me vaya?

— Sí, quiero que te vayas, te has rendido con esa pala sucia. Te rendirás con muchas cosas más. No podrás aguantar un año en esta situación.

"El realmente cree que no podré con esto".

— ¿Por qué no lo dijiste antes? Cuando te lo propuse en el auto, antes de tomar un vuelo. Antes de ser humillado ¿Tenías que esperar a que todo esto pasara?

— Hice una promesa, aun así, hoy te dejo libre. Puedes irte.

Su corazón se sentía dolido y resentido. No sabía si era por la falta de fe de su esposo hacia él o porque pudo evitarse el ser acusado de ladrón si le hubiera dicho esto el día de ayer por la mañana. Porque Lan Zhan nunca tuvo fe en él, no lo dijo, pero lo sabe, en su corazón sabe que siempre ha esperado que se rinda. Como si fuera una pelea de voluntades, quizá no sea porque quiere deshacerse del pesar de un matrimonio juntos, pero en definitiva no lo cree capaz y siempre esperó que se rindiera.

— Vamos a que te cambies en lo que preparo tu cheque — Lan Zhan caminó en dirección a las caravanas creyendo que Wei Ying lo seguiría sin pensarlo.

Besando a un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora