.⃗ ༉‧ ⃟⛓ ;; Cacería | Spruan.

.⃗ ༉‧ ⃟⛓ ;; I

Aclaración:

- C!Juan y C!Spreen, no se empareja a los streamer.

- No hay línea tan específica pero luego de los eventos del profeta destruyendo.

- Mención de otros personajes.

Cada cierto tiempo, la luna roja se asomaba entre las montañas decorando el cielo oscuro con su rojiza luz, un evento hermoso en muchos aspectos pero algo caótico si no se toma la debida precaución, nadie sabía cuando podría pasar, puesto, aquellos pueblos no veían una misma cara de la luna, ¿por qué?, porque nadie tenía a alguien como el argentino.
Aquel Híbrido de oso la pasaba muy mal en esas noches, sufría una ira incontrolable y una sed por cazar que ante todo era imposible parar, por eso se tomó el labor de contarle a todos que se deben proteger esa noche, de lo contrario, las consecuencias serían horribles.

La noticia corrió como agua de río, cada habitante supuso que se acercaba, reforzaron sus casas, se escondieron y pasaron el rato fuera de la luz de aquella luna, sobre todo lejos de él.
Lastimosamente una de las personas no fue bien informada, aunque cliché suene, Juan era despistado, había viajado fuera del pueblo durante días, necesitaba materiales para abastecer sus suministro, diamante, oro, hierro entre otras cosas que también podía vender en la tienda de Tanizen para ganar dinero, no tuvo señal debido a la caída de los canales de comunicación por la falla técnica.

- Carajo, funciona. Se quejo sacudiendo su teléfono, no había podido comunicarse con nadie y ya era mejor volver a la casa, una semana afuera no sería nada bueno, ya tenia lo que necesitaba, solo quería ir a dormir un mes si es posible.

Iba de camino a su pueblo, pero era todo extraño, no había ni una sola alma en pena, su teléfono seguía sin funcionar, la luna era hermosa, aquellos tonos naranjas iban comiendo de a poco ese lado blanco de la luna, a los ojos de Juan era algo hermoso, busco gente pero nadie, ni siquiera había mods por la zona, nadie, llamó a Focus, Ibai, nadie contestaba, eso le dio mal rollo, ni siquiera el profeta estaba, las casas estaban a oscuras, el silencio reinaba cada dirección que sus ojos podían divisar, miró de nuevo su teléfono y seguía sin haber cobertura.
Sus pasos sobre la hierba resonaban en su avance hacia su casa, debía pasar el pueblo naranja y luego directo a su casa.

- ¿Dónde están todos?. Preguntó al aire, no hubo respuesta, el cielo comenzó a nublarse y esconder la luna momentáneamente, repentinamente escucho pasos, alegre porque capaz sea alguien, se giro sobre sus talones mirando entre la arboleda, vio unos ojos, extrañado ladeo la cabeza.

- ¿Mariana?, ¿Axoxer?, ¿Mayichi?. Dijo nombres al azar, pero ninguno pareció ser, trago duro, aquellos ojos lo miraban fijamente, hambrientos, veía enojo y furia en ellos, ¿qué demonios era?.

De entre la oscuridad se asomo el cuerpo de Spreen, caminando directamente hacia Juan, por alguna razón eso no le gustó, el colombiano se asusto y nuevamente retrocedió a cada paso, ¿por qué se sentía tan inquieto?.

- Hey, Spreen, ¿dónde están todos-. Corto su hablar, entre las manos de aquel muchacho había un líquido carmín, su boca también, sus pupilas afiladas parecían desgarrarlo. - Te dejo hacer lo que hacías.

Los dos se miraban fijamente, uno asustado y el otro conteniendo su rabia, estaba cerca del portal, debía pasar la polleria y correr, aunque agotado, iba a irse.

- ¿qué tal si jugamos?. Dijo Spreen en su poco consciencia, se iba acercando, no apartaba la vista de ahora quien tomaba su presa.

- ¿Jugar?, ¿a qué?. Quizás si seguía la corriente iba a librarse de la locura del argento.