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so, you can hate me if it helps... 

Alice sentía un hormigueo en la piel, no lo lograba identificar, ¿era el frio? No, ella no tenía frio. Era que las últimas semanas las sentía pesadas, había discusiones entre los chicos, Hades y Hermes parecían llevarse mal, Nicolás no soportaba estar en su casa y ella... esas últimas semanas eran de las características en su vida, le dolía verse en el espejo, no podía evitar levantarse gritando apenas querer cerrar los ojos. Hades la sentía atormentada.

—Solías decirme que podías cambiar mi dolor físico por placer... y lo hacías, me dejabas exhausta toda la noche y al día siguiente estaba tan cansada que solo dormía... nunca pensé que lo que logramos tener se volvería tanto para ti, pero ¿no es extraño? El que no me duela haberte lastimado tanto —dijo, al aire, a los muertos, que, aunque no creía en que había algo después de la muerte. Esperaba que Matias la escuchara donde sea que estuviera—. Que nos ayudara en el momento y a la larga nos hiciera así... tal vez si no te hubiera conocido no hubiera disfrutado tanto lastimar a las personas.

Alice miro la lápida, ir al cementerio se había vuelto su pasatiempo favorito. Era fresco y tenía un color apagado, la sensación le evocaba nada... el estar rodeada de nada, era eso, y ella apreciaba el no sentir algo. Se puso de pie aspirando el aroma a tierra mojada, el sendero a la entrada del lugar era armónico al gran cancel que la recibía por lo menos cada semana. Busco las llaves de su coche en su bolsa y se detuvo al ver unos zapatos bien lustrados frente a los suyos, al agachar la mirada.

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Nicolas recorrió con la mirada a Alice, buscando algún sentimiento relacionado con el dolor a la muerte. No lo encontró. Ella llevaba un conjunto a falda, elegante pero atrevido, su cabello perfecto y en ese momento su ceño fruncido, él sonrió, avergonzado.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto, pasando a su lado. El volvió a mirar el cementerio y después dijo.

—Podría preguntarte lo mismo—. Se pararon frente al mercedes de Alice, apenas salir del extenso lugar, ella observo bien su traje sencillo—. Tus hermanos me dijeron que vives aquí... no pensé que...

—No me importa que Matías este muerto, Nicolás—interrumpió ella, irritada. El cerro la boca, haciendo un puchero, entonces Alice suspiro y cerro sus ojos—, es relajante estar aquí—. Volvió a verlo—¿por qué tan elegante? Antonie llega mañana.

Nicolas sonrió, subiendo al coche de copiloto y una vez con su cinturón abrochado.

—Ha podido adelantar el vuelo, llega en dos horas—le dijo, Alice lo miro de reojo—¿vamos a recogerlo?

Nicolas sonrió cuando Alice asintió, no podía negar que quería que Antoine fuera a estudiar con ellos, sentía que era lo que hacía falta. Alguien nuevo. Alguien que pudiera traer nuevas cosas, y lo que le había permitido conocer de él le hacía asegurarse que era lo que necesitaban. Antonie era sencillo, se podía conversar con el de cualquier tema y era encantador, a los ojos de Nicolás era perfecto. Por otro lado, quería poder saber si teniéndolo cerca no perdería esa atracción y cariño que el tiempo había permitido crear, puesto que su mente no estaba como para lidiar con amores inconclusos.

—¿Cómo esta Bianca? —le pregunto Alice. Nicolas se había quedado viendo la carretera con una leve sonrisa, la cual se desvaneció apenas Alice hablar. No se dio cuenta como ella lo observaba de reojo.

—Últimamente se siente cada vez más cansada...le dura bastante tiempo y...las peleas son cada vez más fuertes—Nicolás hizo un gesto que demostraba amargura—incluso discute con papá, y ella nunca discutia con papa.

SERENDIPIA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora