14

9 0 1
                                    

dancin' while they're on the floor

time to go

Alice soltó un sollozo mientras dejaba que las lágrimas se le desbordaran. ¿Estaba eso mal? Era una mal agradecida, esos días solo pensaba en las mentiras y el que pasaría, se preguntaba una y otra vez el por qué. Pero nunca el para que. ¿Para que su padre arruinaría toda su reputación por ella? ¿Por qué hacerse cargo de ella si no era una obligación? Nunca la trato diferente, nunca le falto nada... y aun así seguía queriendo respuestas. Sintió los brazos de Dimitri y su mentón en su cabeza. Los amaba y sabía que tenían razón.

—Perdóname, por favor. He cometido muchos errores pensando que así podría cuidarlos, —le pidió —pero nunca dudes de que te amamos desde el primer momento.

Y Alice se sintió culpable.

—¿Por qué? Pensabas mentirme para siempre, sin decirme de dónde vengo. Quien soy...

—Temía que esto pasara —la apretó a su pecho —que me odiaras. Eres Alice, mi hija, no importa de donde hayas salido, siempre has estado con nosotros. Siempre serás Alice.

Ella se separó. Necesitaba tiempo. Se sentía confundía, dolida.

—No puedo, necesito aclararme. Perdón.

Dimitri comprendió cuando esta se alejó a la salida. Y al notar a sus otros dos hijos, se sintió igual de mal por ellos. Lo miraron con dolor, pero sin culparlo. Y él lo entendió: no eran ellos los que tenían que perdonarlo.

...

Alice paso hasta inicios de febrero en un aislamiento preocupante. No respondió llamadas de Meison, ni ninguno de sus amigos. Cuando permitía que Nicolás la visitara, era difícil para ella incluso explicarle las cosas

Había tenido tres citas con Matt, de donde parecía volver más calmada, pero recaía. Alice dejo de considerarse una persona fuerte, pero no supo desde qué momento.

Para ella seguía siendo descorsentante esa simple idea: no tener nada ni nadie. A eso se reducía los primeros días. Antes de todo, sus abuelos, de pequeña cuando pasaba los veranos con ellos, le repetían innumerables veces la importancia de la familia. Sabia su árbol genealógico de memoria, la historia de ambas familias y como llegaron a ser lo que eran hasta ese momento por ese simple hecho: compartir sangre. Por eso heredaban a ellos mismos, y hacían tratos por el beneficio de ellos. Sus abuelos estaban en contra de la adopción puesto que las personas no debían hacerse cargo de lo que no era su obligación: lo que no era suyo. Era parte también de la familia Clifford, detrás del amor y cariño que se profesaba, antes de las propiedades, estaban las personas como mismas. Lo quisieras o no, era la unión de todo.

Su padre le había aclarado apenas algunas cosas de su adopción; sus abuelos y tía Mercedes no lo sabían. No existía documentación, o prueba, que demostrara que Alice fue adoptada. Y, aparte de la tía jane, solo él y Victoria —su difunta madre —lo sabían. Y él había hecho una promesa, puesto que esa preciosa mujer veía a Alice como su mejor tesoro —nunca dejaría que ella se sintiera excluida. Aun se lo tuviera que ocultar de por vida.

Alice había tenido una guerra interna; desde pensamientos intrusivos hasta verdades que podrían llegar a dañar su vida y la de su familia. Por un lado, estaban los principios que la familia Clifford se esforzaba en mantener, por otro el que ella hubiera cambiado recuerdos para sentirse una persona que, desde un principio, no debió pertenecer allí, ¿no le había dado el destino demasiadas señales como para saber que no pertenecía? Y, siendo la que logro sacarla de allí, la simple y definitiva verdad de que ellos la amaban. Hades y Hermes, la querían como su hermana. Como una verdadera hermana. Y su padre, muy en el fondo y atrás de su coraza y mentiras, también, puesto que nunca los abandono. Alice había logrado llegar a la aceptación.

SERENDIPIA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora