9

14 0 1
                                    

NO ME MIRES COMO UN MONSTRUO... 

God knows I died...

god knows I begged...

begged, barrowed and cried...

Hades la miro a lo lejos, se encontraba en uno de los balcones, rodeaban el salón principal manteniendo las cortinas rojas y doradas. Había estado mirándola desde una esquina, sin que alguna luz alcanzará a dejar ver su silueta. La aprecio como lo había hecho toda su vida, de pies a cabeza, física y emocionalmente. La vio dudar en hablar con su padre y le pareció sumamente extraño. Ella era una niña cuando de él se trataba, era su princesa, su favorita; pero había empezado a cambiar. Ya no dejaba que le besara la cien cada dos por tres, ya no solía quedarse en las noches a hablar frente a la chimenea con una taza de té, ni le comentaba sus pensamientos. Alice comenzaba a apartarse de su padre.

Y Hades sabía que, era muy probable, el estuviera influyendo en eso.

Cuando Meison estuvo a su lado, inconscientemente, Hades día un paso adelante. Sintió sus manos apretar la balaustra, sentía que podría quebrar la madera a causa de los celos en ese momento. ¿Cuándo se había podido permitir sentir celos? Cuando se había cruzado esa línea invisible que pintaron ambos, esa que por nada del mundo debía cruzarse, era dar pie a un sueño, que los tendría tan sumidos como para no ver qué el mundo nunca los aceptaría.

La noche en que Alice le robó ese beso, la que decidió era él, o una leve mirada al amanecer. El hacerse el dormido para ver cómo ella, creyéndolo en sus sueños, lo miraba con tanta devoción. Le acariciaba el rostro y acomodaba su cabello y, con pudor, con el más fino cariño; le depositaba un beso en la mejilla mientras recorría su piel. Era allí donde quería quedarse. Era eso, las líneas que Hades dibujo al verse atrapado, ella las rompía con acciones tan simples y desprevenidas como el apretarse a él mientras dormían. Que parecían ser tan puras, que ni ella misma se daba cuenta que eso, solo haría más difícil cuando tuvieran que afrontarlo...

Como extrañaba todo eso, desde que se vio sumergido en un espantoso pozo.

La inexistente necesidad de hacer amigos, la soledad que le proporcionaba su hogar, el solo convivir con ella y su hermano. Era lo que le importaba a Hades, la rutina establecida desde pequeños, sumergirse en el amor de su familia y nada más eso. Por qué, no le cabía duda, lo demás apenas duraría. Nacía de un interés sucio y se iba cuando lograba su propósito. Por eso el que su hermana estuviera era lo más importante. Ella no lo necesitaba a él para ser ella, no vendría por algo y si iría dejándole un hueco, su niño interior lo sabía.

Y Hades tampoco, prepararse para la vida laboral, hacer los conocidos necesarios, sus interesas a él nada de ella le podría hacer crecer como el Hades que todos conocían. Como el Hades que no amaba a su hermana como lo hacía.

Era un pacto silencioso, la cercanía que tenían el uno con el otro tal vez no haría crecer nada, pero él solo estar presente lo era todo. Y todo eso se veía interrumpido los últimos días. Apariciones que dañaban su rutina y amenazaban su futuro, el miedo contaste que sabía empezaba a sentir Alice sobre ellos, el sobre pensar sus planes a futuro y la piedra más grande el odio que Hermes parecía contener sobre ellos.

Suspiro, el pecho le pesaba, la cabeza le dolía. Cuando volvió a verlos ella le sonreía, él era para ella lo que Hades nunca podría... Su salvación, un punto neutro, él no era su hermano. Y se volvía difícil, por qué, a fin de cuentas, era demasiado fácil amar a Alice... No tenía siquiera que pensar en hacerlo, justamente así nació... Había pasado tanto tiempo con ella que podría saber que pensaban el uno del otro, cuando era buen momento para estar juntos, cuando sus planes iban bien, cuando tener contacto físico, era fácil hablar con ella, hacerla sonreír y saber cuándo estaba enojada... Necesitaba solo tomarle la mano, que le sonriera para saber qué la amaba... Antes de su regreso, incluso antes de que se propusiera crear amistades y salir de su zona de confort era fácil contemplar a Alice como lo mejor de su vida, incluso en ese momento. Alice era su vida entera. Y sabía que la mayor parte de la culpa en cómo iban avanzando, erradicada en Hades...

SERENDIPIA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora