forever with you
A Alice le gustaba ese jardín. Sabía que la habitación de Meison y Susie tenían balcones que daban a el, en ese momento Su estaba encerrada en la suya con la música retumbando los ventanales de toda la casa, tenía las ventanas abiertas y que envidia le daba. No era demasiado grande, no al menos como el de su hogar, pero ese era tan hermoso y armónico. Sabía que la señora Shallow lo cuidaba con esmero y que amaba el morado.
—¿Es su color favorito? —dedujo, sin dejar de ver los arbustos, las mesillas...
Meison pauso la película y miro a donde Alice. Ella no le prestaba atención, había salido al balcón, haciendo que la música en la habitación de Su y el viento entraran. Estaba recargada en la balaustra de metal.
—¡Eh! —se incorporó sin saber muy bien a que se refería. Y cuando atisbo el morado vibrante de las petunias —, pues sí, eso creo. O es que se ve muy bien en las flores.
Alice frunció el ceño, la primera vez que estuvo allí solo había petunias; en ese momento también se mezclaban, rosas moradas, nomeolvides y...
—¿Lilas? —dijo. Era un precioso jardín, un digno jardín inglés. Meison sonrió al oírla y se acercó a su espalda.
—Esas son mías —le susurro —le he preguntado que si podían plantar y también hay lavanda allí —le indico donde. Estaban dispersas por todo el lugar, Alice también las había notado —son especiales para mí.
Alice volvió a la habitación. Sintiendo la suavidad de la moqueta gris, ese era un detalle que también Alice noto. La había en todos lados, ¡hasta el baño! Y aunque no le molestaba en la habitación —también ella la tenía —si en lugares como la cocina. La habían cambiado no mucho después de ella visitar la casa por primera vez.
—Ingleses —dijo y Meison se rio. Entrando, el mantenía un orden en su habitación casi, como el de Hades. —¿También es tu color favorito?
—No lo sé —levanto una ceja, sentándose en su silla giratoria y acercándose a Alice. Ella se cruzó de piernas en la cama —ni siquiera sé si es el de ella. ¿Quién sabe el color favorito de sus padres?
—Yo. El gris —levanto una ceja al ver la mueca de Meison —y se por qué le gusta: sobriedad y tranquilidad.
—Bueno, yo no. A mamá le gusta el morado en flores, tonos neutros en casas y el blanco en la ropa. Pero creo que su favorito es el rojo, no estoy seguro, pero debe ser el rojo porque papá siempre le regala rosas rojas.
—¿Y solo por eso? —siguió Alice mientras Meison se alejaba a su escritorio
—Pues sí, es su esposo. ¿Qué esposo no supiera el color favorito de su esposa?
Alice se rio, levantado de manera inconsciente el tirante de su vestido que resbalo. Después se acostó en la cama, mirando el techo blanco. La habitación era sobria y elegante.
—Pues creo que tu serias del tipo que no sabe el color favorito de su esposa.
—No lo creo. Parezco despistado, pero presto atención a muchas cosas —dijo, tecleando algo en la computadora y volviéndose a Alice. Se mantenía seria, así estaba los últimos días. Meison pensó que ella era una persona difícil de descifrar —pregúntame cualquier cosa.
—No quiero —negó volviéndose al costado de la puerta. —¿Por qué no empiezas tu?
—Bien. Color favorito —Alice frunció el ceño y se incorporó. Meison cerro su laptop mirándola.
—Tramposo, si acabas de decir que no tienes favorito —negó y suspiro. Para después seguir —el naranja. Te gusta mirar los atardeceres, ese naranja, también que resalte y represente amabilidad —aseguro. Meison negó, confiado en sí.
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SERENDIPIA #2
Teen FictionSegundo libro. Alice mantenía la foto en Milán con Nicolás, colgada a lado de su espejo. Sus zapatos a juego, guardados en perfecto estado, a la vista en su armario. Los anillos de oro y zafiro, que encajaban como ella y el, todos los días en su m...