If you go I'll stay
you come back i'll be right here...
Para @kjhgjjk97 (kyana). La queremos.
Hades gustaba de pocas cosas en la vida, no le parecía importante si su fruta favorita era la frambuesa, su canción weather esa de novo anchor, junto a carry you, color el rojo, clima nubloso. Hades sentía que eso no te daba entrada en nada, a la vida de la otra persona, que eso no definía la de él. Y pensaba que en el amor era similar. No podía decir que recordara de memoria la canción preferida de Hermes, pero lo amaba como al gran hermano que era. Tampoco si su padre gustaba o no del chocolate, pero haría lo que fuera por él.
El amor, para él, era todo y nada. Era un sentimiento que nacía sin saberlo, pero se volvía lo más vivido del corazón. Aun así, podía jurar que amaba a su familia desde el inicio, lo sentía como lo más real que tenía.
Acaricio el cabello de Alice, ella dormía plácidamente en su pecho. Sentía su serena respiración, su piel tersa sobre la suya.
No especificaba en qué momento comenzó ese sentimiento, cálido, la lucecita que le llenaba la mente, su razón, que, aunque podía seguir sin ella, era de ser. Pero sabía que comenzó con Alice, Alice era ese pequeño lazo que marcaba la diferencia en su vida. Y aunque sabía que el amor no se distinguía del memorizar a la persona, sino también de verla en tu presente y futuro. El la sabia de memoria. No solo se había clavado su cuerpo en la mente, sino también su mente en la de él.
A pesar de todo eso, se conocía. El mismo se decía carente de sentimiento cuando de amor se trataba. Era por qué de todas las personas con las que se lo exigía, que sentía tenía que haberlo, ninguna era Alice. Ella era la única que podría recibir amor de esa manera, de su parte.
No conocía el amor en romance, si no era con ella.
Y así Hades pensaba en él, en ella y su futuro juntos. Sabia los errores que había cometido, pensando que era lo sano y necesario. Era un martirio para el saber que le hizo daño y que, en base a ello, podría volver a hacerlo. Solo quería lo mejor para ella.
Suspiro, apretándola a su pecho. Buscando cualquier solución prudente, ¿cómo se lo podía decir? Alice siempre se había interesado en saber si era demasiado cruda para las personas y, sin embargo, en ese momento, Hades era el que pensaba que fue demasiado cruel. Tenía miedo de que lo viera como un monstro.
—¿Me amaras aun si soy lo único que se puede llamar error en tu vida? —susurro, esperando que ella escuchara entre sueños y, que así, le diera una respuesta—. ¿Me amaras aun si ese mismo amor es lo único que necesitas borrar para no sentirte como un error en esta vida? Mas que eso, después de que te vayas, ¿me seguirás viendo?
Y Hades, quien no se preocupó nunca por gustos o pertenencias, por si estos se quedaban o no. Quien había podido vivir y seguiría viviendo sin sentir el si alguien se quedaba, si sus sentimientos se apagaban, sus sueños no se cumplían, perdía o ganaba. Sabía que ella seria lo único que le dolería. Sabía que, aunque podría seguir en ese mundo sin su existencia o sus sentimientos, no lo quería. Era la única en su vida que le podría hacer doler a tal grado.
Así se quedó dormido, con ella en sus brazos. Como deseaba que estuviera siempre.
Un año atrás...
Aunque sabía que debía hablar con Carla, lo aplazo todo lo posible. En la reunión de bienvenida del amigo de Nicolás y Alice. Se obligo a estar calmado, aun si nadie notaria lo tenso en su espalda, quería estarlo. Iba a ser medianoche, se tendrían que ir. Pero quería aplazar ese momento. Miro a su hermana, con un vestido suelto y el cabello al natural. Había sido algo pequeño, solo las personas cercanas. Así lo había querido Nicolás y Antoine. Alice sonreía, cerraba sus ojos mientras sus labios se separaban y sus mejillas se alzaban. Tenía una hermosa sonrisa. Era de las cosas que Hades más atesoraba, la felicidad de su hermana, y las risas que pocas veces sacaba.
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SERENDIPIA #2
Teen FictionSegundo libro. Alice mantenía la foto en Milán con Nicolás, colgada a lado de su espejo. Sus zapatos a juego, guardados en perfecto estado, a la vista en su armario. Los anillos de oro y zafiro, que encajaban como ella y el, todos los días en su m...